Cuatro años han pasado desde que Christopher ha decidido olvidarse de su Ángel y al final de cuenta se dio cuenta que podía vivir sin su mundo, ahora solo está enfocado en engrandecer su carrera, pero Chloe no se ha quedado atrás, ella está a punto...
Mientras me miraba al espejo, reflexioné una vez más sobre la propuesta de David. Me había pedido matrimonio en un momento que cualquier otra chica calificaría de mágico, un sueño hecho realidad. Ed Sheeran cantando en vivo, las luces del restaurante centradas en mí, David de rodillas con ese anillo en su mano, mirándome con una mezcla de amor y devoción. Lo acepté... pero en lo profundo de mi corazón, algo no se sentía bien.
David es todo lo que cualquier persona podría desear en un esposo. Es bondadoso, inteligente, encantador y, sobre todo, me ama. Sé que nunca me haría daño, que me cuidaría como a nadie. Pero aun así, algo en mi interior no dejaba de gritarme. Quizá era la presión, la velocidad con la que todo sucedía, o tal vez... la sombra de Christopher que no puedo dejar atrás, por más que lo intente. El matrimonio no es sólo amor, también es compromiso, dedicación, unirse a una persona en todos los aspectos de la vida. Y aunque David tiene todo lo necesario, ¿realmente estoy lista para todo eso? O peor, ¿realmente soy la persona correcta para él?
Sacudí la cabeza, tratando de apartar esos pensamientos. Hoy comenzaba una nueva rotación en el hospital, y lo último que necesitaba era que mi mente estuviera en otro lugar.
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Al llegar al hospital, me encontré con Tess, Tamara, Raúl y Steven en la entrada del área de residentes. Nos saludamos brevemente, cada uno ansioso por conocer su asignación para la nueva rotación. Steven, como siempre, me lanzó una mirada coqueta y hasta me picó el ojo. Sentí una ola de incomodidad mezclada con enojo. Steven sabe mi secreto, lo que pasó con Christopher, y lo está usando en mi contra. ¿Cómo no iba a irritarme cada vez que lo veía?
—Oye, Chloe —dijo Steven en tono burlón—. ¿Lista para la nueva rotación? Espero que te toque con alguien interesante.
Le devolví una mirada fulminante. No tenía ni el más mínimo deseo de seguir su juego.
Finalmente, la doctora Fernanda López, la residente a cargo de nosotros, llegó para asignarnos. Todos nos quedamos en silencio, expectantes.
—Raúl, vas con el doctor Mark Sloan, en cirugía general. Steven, estarás en urgencias. Tamara, con el doctor Faryd Taylor, ginecología y obstetricia. Tess, consulta externa con el doctor Thompson.
Esperé con impaciencia mi turno, esperando lo inevitable, y entonces lo dijo.
—Chloe, irás con el doctor Christopher Hale.
Mi corazón dio un vuelco. Fernanda no tenía idea de lo complicado que era para mí estar cerca de Christopher después de todo lo que había sucedido entre nosotros. Lo último que quería era estar tan cerca de él, pero ahí estaba. No había forma de evitarlo.
—Perfecto... —murmuré para mí misma, con un tono cargado de sarcasmo.
Observé de reojo a Steven, quien sonreía de manera traviesa. Sabía lo que significaba esta asignación para mí, y le encantaba verme incómoda.
