Capítulo 18 - Dinastía

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Vittoria Cerretti

Estaba sentada en la amplia sala de la casa de mis padres, una casa elegante en las afueras de Londres, rodeada de jardines perfectamente cuidados. Mi madre, Lady Evelyn Cerreti, revisaba con meticulosa atención las muestras de flores para la boda. Como siempre, era imposible que algo escapara a su ojo crítico. Había sido así toda mi vida. Perfección en cada detalle, en cada aspecto. "Las rosas deben ser blancas, Vittoria, no hay nada más elegante para una boda de tu categoría," decía mientras desechaba cualquier opción que no cumpliera con sus exigencias.

Mi padre, Lord Reginald Cerreti, observaba la escena desde su silla. A pesar de su porte distinguido, siempre había sido más relajado que mamá. A él no le importaban las rosas, los vestidos ni las mesas decoradas. Lo único que le importaba era mi felicidad. Aunque, por la mirada que me lanzó en cuanto mencionaron a Christopher, supe que no estaba del todo convencido de mi matrimonio.

—¿Estás segura de que este es el paso que quieres dar, Vittoria? —me preguntó, con esa calidez que siempre tenía cuando hablaba conmigo.

—Sí, papá —respondí, sonriendo para tranquilizarlo—. Christopher es un hombre exitoso, el mejor cirujano cardiovascular del país, y mamá tiene razón... juntos somos la pareja perfecta.

Lo dije como si realmente lo creyera, como si fuera el cuento de hadas que mi madre siempre soñó para mí. Pero en el fondo, algo me hacía dudar. No de Christopher, él cumplía con todas las expectativas. Era guapo, exitoso, un hombre que cualquier mujer en mi posición desearía. El problema era que, a veces, me preguntaba si estaba eligiendo esto por mí o por ellos, por la imagen que debía mantener.

—Reginald, por favor, no la confundas ahora —dijo mi madre con tono severo—. Esta boda es lo mejor que le ha pasado a nuestra familia en años, y Vittoria será una esposa magnífica.

Mi padre me lanzó una mirada de complicidad. Sabía que no diría nada más, no en presencia de mamá, pero sus dudas seguían ahí. Y en algún rincón de mi corazón, las compartía.

La conversación continuó con los últimos detalles: el menú de la recepción, el tipo de música y las interminables listas de invitados. Yo asentía, sonreía y decía lo que se esperaba de mí. Pero en mi mente, me preguntaba qué era lo que realmente deseaba.

A pesar de las dudas que a veces me rondaban, había algo que no podía negar: estaba enamorada de Christopher. Lo supe desde el primer momento en que lo vi en aquel desfile de la Semana de la Moda en París. Estaba allí por casualidad, invitado por un amigo diseñador, y cuando nuestros ojos se cruzaron, sentí algo que nunca había experimentado antes. Era tan imponente, tan seguro de sí mismo, con esa mezcla de confianza y misterio que me dejó completamente flechada. En cuanto me sonrió, supe que quería estar con él.

Pero ahora, con el tiempo y la inminente boda acercándose, había momentos en los que me preguntaba si mi amor por él era tan puro como pensaba. ¿Lo amaba por él, por quién era realmente? ¿O lo amaba porque encajaba perfectamente en el molde que mi madre había creado para mí? Era el esposo perfecto a sus ojos: exitoso, apuesto, respetado. La pareja perfecta para la hija perfecta. ¿Pero era eso lo que yo quería? ¿Lo que realmente deseaba en lo más profundo de mi ser?

A veces, me asustaba pensar que, si no lo amaba de verdad, terminaría haciéndole daño. Christopher merecía una esposa que lo amara por completo, no alguien que estuviera atrapada entre las expectativas y los deseos ajenos. No era justo para él, y yo no quería ser esa persona.

Suspiré y me levanté del sofá, interrumpiendo la conversación sobre las flores y las listas de invitados.

—Mamá, papá —les dije con una sonrisa—, tengo que irme. Christopher y yo tenemos una cita esta noche, y no quiero llegar tarde.

Arritmia - TOMO 2 (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora