Cuando Bailan Los Dragones

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Daemon boqueo cuando Visenya salió de los aposentos de Rhaenyra y le negó la entrada.

—No quiere verte

—Estas loca, hermana, déjame entrar.

Visenya acarició Hermana Oscura con una mirada intimidante.

—Hablo en serio, Daemon, Nyra necesita tiempo.

Haciéndole una señal ambos abandonaron el pasillo hombro con hombro, caminaron en silencio mientras sus hijos descansaban al cuidado del Rey.

Una vez en el salón del te, Visenya, luego de dejar su espada a un lado, soltó un suspiro.

—No se ven desde... ¿Hace cinco años?—Preguntó mientras pasaba su mano por su cabello platinado.—¿Cómo pasó?

—Empezó a escribirme y ... Dioses... Ni siquiera tiene sentido, Visenya, pero...-

—No quiere verte —Dijo la Reina.—No solo ha sido... Torturada, le faltan ...

—Dos de sus dedos.—Completo Daemon—Lo sé.

Desde que llegaron a Desembarco del Rey los susurros empezaron a circular, dos dedos cercenados que entrego para que no se acercaran a los niños.

—Y... Pasaron muchas cosas, los hombres intentaron dañar a Alyssa.

Daemon cerro los ojos, su mente maquineaba sorprendentemente rápido y su respiración se agitó.

—Ella fue ... —Visenya miró sus manos mientras tomaba una posición más defensiva.—Rhaenyra... fue ... Mancillada.

Daemon sintió aquello como una cruel puñalada en su pecho, no le importaba el honor y la rectitud como a otras personas, pero el saber que aquello se le fue arrebatado con dolor y sufrimiento hizo que un par de lágrimas rebeldes corrieran por sus mejillas antes de ponerse de pie.

—¿Dónde vas?

—Necesito verla.

Visenya negó.

—Lo que tú necesites ahora no es importante, ella necesita espacio para sanar...

—Necesita oírme, Visenya.— Dijo mientras se sostenía contra la puerta cerrada.—Necesita saber que estoy para ella.

—Lo que necesitas es follar con una prostituta y olvidarte de ella.—La voz de Viserys se hizo oír mientras salía de detrás de la chimenea.

—Viserys...—Daemon intentó acercarse.

—¡Podrías ser su padre! ¿No te da vergüenza?

Daemon lo miró con dolor.

—¿Quién mejor que yo para ella?

—¡Eres...!

Visenya se puso delante de su hermano cuando Viserys intentó tomarlo por el cuello.

—Basta, Viserys.

—¡Vete! ¡TIENES PROHIBIDO PONER UN PIE EN DESEMBARCO DEL REY!—Lo señaló con furia.—¡EN TODO PUTO PONIENTE!

Daemon negó.

—No me iré, no la dejaré sola.

Viserys soltó un grito que asustaría a los mismos dioses pero no a su esposa, quien sin dudarlo levantó Hermana Oscura en su contra.