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"Primer día de colegio en este lugar de mierda, todavía no entiendo el por qué de mudarse acá. En merlo estábamos bien" todo eso pasó por la cabeza de camila apenas se levantaba. El reloj marcaba las siete y media de la mañana, la peli negra entraba exactamente a las ocho.

-Ya es tarde cami, ¿querés que te prepare un café y te lo llevás?- preguntó dulcemente su madre, quien se alistaba para ir a trabajar.

-Tranqui ma, compro algo en el camino. Anda a trabajar, yo estoy bien- la amable mujer posó un suave beso en la frente de la peli negra y se fue. Detrás de ella, camila debía estar corriendo, estaba tarde. No logró comprar nada para desayunar, de igual forma no estaba acostumbrada a eso, así que no le dió importancia.

Las cuadras de distancia no eran tantas. Llegó finalmente a la gran institución. Al adentrarse se dió cuenta de que era más grande de lo que imaginaba, se encontraba perdida. Una chica de baja estatura con una gorra rosa se acercó a élla con una sonrisa.

- Qué onda, ¿sos nueva? te veo un poco perdida.

Rió -sí, soy nueva. Me llamo camila, ¿vos?

-catalina, aunque me dicen cata. ¿A dónde tenés que ir?

-Creo que tengo que ir al quinto b, ¿sabés dónde es?

-Es mí curso, vení vamos.

Se dirigieron a unas grandes escaleras, debían subir al menos tres pisos. Camila sintió que hacer esto todos los días podría considerarse deporte olímpico, ¿tanto les costaba poner un ascensor?. Fuera de eso, el chica que acababa de conocer, que además era su compañera de salón, parecía ser buena, eso la alegraba un poco.

Llegaron al aula correspondiente, abrieron la puerta y se ganaron las miradas de todos.

-¡Catalina! ¿tarde primer día de la semana?

-Perdón profe, estaba ayudando a la piba nueva.

-Sientense las dos. Usted debe ser Camila jara, ¿no? bienvenida.

-Sí, gracias profe.

La clase era de filosofía. La peli negra se sentó detrás de cata y su compañero de banco. La hora parecía ser interminable, no prestó mucha atención, comenzó a ver a su alrededor, en realidad nadie estaba prestando atención. El timbre sonó y algunos alumnos se dirigieron al patio, ellos se quedaron dentro.

-Bueno cami, élla es uno de mis mejores amigas, martina. Aunque yo le digo Martí. Larga historia. Hoy faltó rama, pero otro día lo vas a conocer.

-Un gusto- saludó marti. ¿Se puede saber por qué entraste en el último año?

-Yo soy de merlo, pero a mi vieja le surgió un trabajo acá. Nos tuvimos que mudar.

-Que paja, pero bueno te vas a adaptar rápido acá, vas a ver.

Unas carcajadas llamaron su atención e interrumpieron la entretenida charla, venían desde el fondo del salón.

¿Y ellos? ¿quiénes son?- preguntó curiosa la peli negra.

-nicolas, Lourdes y el repetidor, Gian franco- habló indignada la de menor estatura.

-¿Repetidor?

-¿Podés creer que repitió su último año de secundaria?- comentó martina -ese pibe es un quilombo, ni ahí te acerques, es re pesado.

De pronto la mirada del tal gian y la de camila cruzaron por un segundo. La Peli negra sintió escalofríos.

Siguieron haciendo mucho ruido y riéndose a carcajadas hasta que la próxima clase comenzó.

Ahora sí le tocó prestar aunque sea un poco de atención, si no el resto del año estaría frita. Logró anotar un par de cosas cuando nuevamente la campana que indicaba el recreo dió por finalizada la clase.

Las tres chicos salieron a los pasillos así le mostraban un poco el lugar a jara.

-Ahí están los baños, abajo está el kiosco, aunque no compres ahí, te rompen el orto- rió cata.

-Es un lindo lugar, podría ser peor.

-Por suerte ahora estamos en invierno. En verano esto parece el infierno boluda, no andan ni los ventiladores- quejó marti.

-Volvamos, nos toca la última clase y nos vamos por fin, este día es corto por suerte- cata iba a volver al salón.

-Vayan, voy al baño y las alcanzo- avisó cami dirigiéndose hacia los sanitarios. Entró en un cubículo. Por suerte todo estaba bastante limpio, le sorprendió a decir verdad. Escuchó como alguien más había entrado pero le restó importancia.

Comenzó a lavarse las manos, mientras se miraba al espejo para ver cómo tenía el pelo. En el reflejo, se vió quien salía de de los baños de los hombres. Era Gianfranco.

No se había dado cuenta de lo lindo que era hasta que las luces de ese baño iluminaron su cara y sus ojos marrones. Quien sabe cuánto tiempo se habrá quedado observándola.

-Presentate al menos si me vas a comer con la mirada, ¿sabés?- habló con voz un poco gruesa.

-¿Eh?- contestó nerviosa -perdón.

-¿No vas a decirme como te llamas?- era obvio que este chico no había prestado atención cuando el profesor lo dijo.

-Soy camila- le tembló un poco la voz. Era raro, normalmente la peli negra no se comportaría así.

Rió -no te pongas nerviosa, chiquita. Soy Gianfranco, aunque seguramente ya lo sabés. Andá, volvé a la clase, dale.

Camila salió de ahí lo más rápido que pudo y se dirigió directo al aula. Eso sí que había sido raro. Por suerte el profesor aún no había llegado, sus nuevos amigas lo esperaban sentados.

-Me parece que el profesor no viene.

Y como dijeron, el profesor faltó. Así que esa última clase la terminaron hablando sobre sus intereses y cosas en común. De vez en cuando la mirada de jara se desviaba a ese chico de ojos marrones que estaba en el fondo.

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WTBA  ( giamila ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora