STUPID MARIMO!!

Los brazos cálidos le abrazaron, se sintió como si fuera un refugio.

—Nunca sentiría asco de ti, al que le tengo asco y ganas de matar fue al que te hizo esto.

Sanji solo pudo atinar a esconder aún más la cabeza en los brazos del peliverde.

Una sensación extraña en su pecho, sentía un nudo en su garganta y una cantidad de palabras retenidas en su pecho, como si quisieran salir pero algo lo impedía.

—Sabes que siempre estaré aquí para ti, puedes desahogarte, suéltalo todo, yo te escucharé.

El rubio limpio los restos de lágrimas en sus ojos y se dispuso a comenzar a hablar, aunque su garganta dolia un poco.

—Yo... lo odio, odio todo, odio a mi jodido padre, a mis hermanos, a mi mismo. ¡Siento solo asco y decepción hacia mi!, ¡Ese maldito me hizo esto! ¡Además de que soy un jodido fracaso! ¿Qué caso tiene querer seguir adelante, si solo seré un estorbo para los demás?.

Pudo sentir como le tomaban de los hombros y lo sacudian, haciéndole mirar a la cara a Zoro.

—Escúchame bien, no eres un estorbo, ¿O debería recordarte todas las veces que nos ayudaste a luchar?.

—Y-yo...

La figura de Zoro se disperso como arena para sorpresa y miedo del rubio.

—¿Zoro?...

—¿Te estás divirtiendo?. — una voz que podía reconocer como suya sonó a sus espaldas, y volvió a sentir las cadenas que tenía atadas.

—¿Huh?.

A sus espaldas, sentado sobre un trono con un líquido rojo debajo, se encontraba una versión de si mismo, o al menos eso quería pensar. Pero este tenía un cabello azabache y la ceja en otra dirección.

—¿Qué pasa? ¿El ratón te comió la lengua?.

—Quién...

—Es bastante simple de hecho. — se paró de su sitio y caminó hasta su posición, agarrandole del mentón y obligándole a mirarle a los ojos — Soy tú — rió sádico.

—¡Eso no es posible! No podemos ser dos Sanjis.

—Tienes razón, y precisamente eso quería decir. — se acercó, pegando su nariz a la mía y obligándome a ver sus centelleantes ojos rojos. —No podemos ser dos, alguien tiene que perecer para mantener el equilibrio.

Sanji sintio un escalofrío recorrer su espalda, y que su saliva simplemente no pasaba a su garganta.

—¿A qué te refieres?. — dijo reuniendo un poco de valor que sentía ya no le quedaba.

—Una batalla uno contra uno, alguno tiene que perder, y ese será el que saldrá a la superficie. — rió un poco — mejor apresuremonos o quedaremos los dos atrapados aquí para siempre, ¿No quieres eso verdad?.

—Claramente no — dijo claro.

—Entonces vamos, sal de ese rincón y pelea. — Una sonrisa burlona salió.

Tire de las cadenas, intentado desesperadamente soltarme, no podía intentar hacer un diable jamble siquiera, ya que necesitaba girar para lograrlo y las cadenas lo impedían.

"Maldita sea".

—¿Ves a lo que me refiero?. — dijo — No logras soltar tus problemas, a este paso no saldrás de ese lugar nunca.

"¿Mis problemas?... pero ya yo superé mi pasado..."

—Mentiroso.

—¿Huh?.