Eira se despertó con un gran dolor de cabeza y de cuerpo, aunque más de lo primero. Al abrir los ojos notó que tenía un un parche en su ojo derecho así como algunas vendas en sus brazos. Lo siguiente que notó fue que Reign estaba tumbada en el suelo al lado de la cama, y al escucharla se levantó emocionada para darle besos.
–¡Reing! –rio Eira.
A causa de los besos, el parche cayó al suelo y ahí fue el momento en el que Eira descubrió que por su ojo derecho no veía nada. Estaba ciega. Nerviosa, recogió el parche y se acercó a un bote con agua para ver su reflejo, ahí pudo ver que la pupila de su ojo derecho ya no era de color verde, sino blanco. También podía ver que ahora tenía una gran cicatriz que cruzaba desde arriba de su ceja, pasando por su ojo y su mejilla, y acabando en su mandíbula.
Perfecto. Seguro que así le atraería más a Astrid, pensó Eira amargada.
Volvió a colocarse el parche mientras tenía una fuerte sensación de inseguridad al no poder ver bien. Con ayuda de Reign, quién se situó en su lado derecho para tenerla de apoyo, Eira salió de la cabaña observando como todos tenían un dragón que les acompañaba. Eira estaba maravillada, esto es lo que siempre quiso, que dragones y humanos vivieran en paz.
Su momento fue interrumpido cuando escuchó risas y vítores hacia su hermano, también vio a Astrid dándole un beso en la mejilla, algo que no le gustó nada a Eira. Ella también había luchado contra el muerte roja y salvó a Astrid de caer al vacío, deberían darle reconocimiento también. Pero siempre Hipo tenía que sobresalir siendo el mejor de los dos.
–¡Eira! –llamó Astrid interrumpiendo los oscuros pensamientos de la joven. La vikinga corrió hacia ella para darle un abrazo y un beso en la mejilla, cerca de la comisura de los labios haciendo que ambas se sonrojaran. –¿Estás bien? Estuve muy preocupada cuando Reign te trajo inconsciente en su lomo y luego estuviste tres días inconsciente.
–¿Estuve tres días? –preguntó Eira y Astrid asintió preocupada. –Vaya, pensé que había sido menos. Y sí, estoy bien. Ciega de un ojo y con una horrible cicatriz, pero viva.
–No es horrible. –dijo Astrid girando la cabeza de Eira hacia ella con su mano. –Es una cicatriz hermosa que demuestra tu valentía en la batalla, deberías estar orgullosa.
–Gracias Astrid. –Eira sonrió y la abrazó.
Su abrazo fue interrumpido cuando Estoico y el resto de vikingos se acercaron para ver a su hija. Todos la felicitaron y su padre la abrazó orgulloso, pero eso aún no quitaba el pequeño resentimiento que tenía contra ellos, algo que Eira quería eliminar de sus pensamientos. Hipo se acercó cojeando hacia ella con una pequeña sonrisa y siendo ayudado por Desdentao.
–Hola Hipo, te veo algo cojo. –bromeó Eira.
–Y yo te veo algo tuerta, ¿Cómo me has podido ver? –le devolvió Hipo con una sonrisa.
–Me alegro de que estés bien, pequeño. –dijo Eira dándole una abrazo a su hermano, y él le devolvió el gesto.
–Soy el mayor por dos minutos. Y estoy bien, aunque le haré algunas mejoras. –dijo refiriéndose a su pata de hierro.
Astrid le golpeó el hombro a Eira pillándola por su lado ciego haciendo que se asustara. Eira comenzó a quejarse de que siempre le estaba golpeando el hombro pero fue callada cuando Astrid le dio un beso, haciendo que la gente riera divertida y que Hipo se cruzara de brazos.
Después de aquello, el grupo salió a volar juntos por la isla observando lo que había cambiado todo en cuestión de unos meses. Al cabo de unas horas decidieron regresar pero Eira decidió seguir dando una vuelta con Reign, algo que a Hipo le preocupó.
ESTÁS LEYENDO
Más allá de lo desconocido (HTTYD)
FanfictionHipo y Eira, son dos jóvenes vikingos que comienzan sus clases para convertirse en guerreros al igual que su padre. Ambos inician su entrenamiento junto al resto de jóvenes de la aldea, pero ambos hermanos descubrirán que todo lo que les contaban so...