Cambios de toda una vida

Capítulo 22: Visita Sorpresa

Era una agradable mañana de sábado en el tranquilo suburbio de D.C., donde se encontraba la casa de Morgan. Mientras conducía de regreso a casa, estaba de muy buen humor. Avery lo había despertado temprano en la mañana, así que decidió llevarla a correr para que tomara un poco de aire fresco, cuidando de no despertar a Emily. Su novia nunca lo admitiría, pero ahora que su vientre mostraba el embarazo, también parecían surgir muchos otros síntomas, especialmente un cansancio constante. Derek había tratado de convencerla de que descansara, de que dejara de viajar con el equipo, o al menos de que solo asistiera a cada dos casos, pero ella no quería escucharlo. Incluso García y JJ habían sido víctimas de sus cambios de humor mientras intentaban apoyarlo, y Emily había señalado acertadamente que el enlace con los medios pasaba la mitad de su tiempo laboral en la oficina de BAU. Lo único que podía hacer era facilitarle la vida en silencio, esperando que ella no se diera cuenta.

Después de la carrera, llevó a Avery al mercado a comprar frutas y verduras frescas. En el camino de regreso, también se detuvo a desayunar y, al mirar por el espejo retrovisor, notó que había agotado a su hija de dos años. Avery dormía plácidamente en su asiento, con su pato de peluche asegurado en el cinturón de seguridad junto al suyo, como ella le había exigido. Derek condujo hacia la entrada de su casa, pero golpeó bruscamente el freno para evitar chocar con un coche inesperado que estaba estacionado allí.

Respiró hondo antes de dar marcha atrás y aparcar en la calle, todavía sorprendido por la presencia del automóvil desconocido. Al salir del coche, vio a una mujer que corría hacia él, probablemente la dueña del vehículo. Estaba a punto de quejarse, pero sus palabras se quedaron en su garganta al reconocerla. Derek se detuvo en seco y la miró fijamente mientras ella se acercaba.

—¿Agente Morgan? —escuchó en su voz la misma confusión que él sentía, pero le devolvió el apretón de manos.

—Embajadora Prentiss. ¿Emily te estaba esperando?

—¿Así que este es su nuevo lugar?

—Sí, ella vive aquí. —Derek asintió, sus ojos se desviaron hacia el coche, donde su hija seguía durmiendo plácidamente, ajena al inesperado encuentro.

Durante sus conversaciones, Derek había mencionado a Elizabeth en un par de ocasiones, intentando convencer a Emily de que le informara sobre su nueva vida. Pero Emily siempre se negaba, y ahora, con este inesperado encuentro, quedaba claro que aún no le había dicho nada.

—Bien, me preocupaba que mi asistente me hubiera dado la dirección equivocada. Acabo de regresar al país hace un par de semanas y estaba en la zona, así que pensé en probar suerte.

Derek levantó una ceja, sintiendo cómo una ligera incomodidad se asentaba en su estómago. ¿El embajador había estado 'en la zona'? Podría haber estado engañando a su hija, pero él no se lo creyó. Una mujer como Elizabeth Prentiss no estaba conduciendo por su vecindario sin una razón.

—Pero ella no parece estar en casa.

—Probablemente todavía esté dormida.

Ahora fue Elizabeth quien levantó una ceja, escéptica.

—Tuvimos un caso largo —añadió apresuradamente Derek, dándose cuenta de que pronto tendría que abordar el tema de Avery. No había planeado ser quien iniciara esta conversación para Emily, pero parecía que no tenía otra opción.

—¿Por qué no entras? —Derek abrió el maletero para recoger las bolsas de la compra, pero mientras las equilibraba, se dio cuenta de que no podría llevar también a Avery. Miró a Elizabeth con cautela antes de correr el riesgo— ¿Te importaría tomar esto? Tengo... algo más que llevar.