♡──𝑁 𝐼 𝑁 𝐸

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El viaje hacia Auradon fue un momento de tenso entre la Reina de Corazones, y su hija Red. Mientras se acercaban a la entrada del mundo exterior, Red expresó su preocupación.

—¿Cómo nos meteremos por la madriguera? Ha estado cerrada por décadas —preguntó Red, mirando con inquietud.

Bridget, con una sonrisa enigmática, aceleró sin dar explicaciones.

—Mamá, ¿qué haces? —exclamó Red, alarmada.

—Tienes mucho que aprender aún —respondió su madre, manteniendo esa misteriosa sonrisa mientras el vehículo cruzaba la barrera mágica que separaba el País de las Maravillas del resto del mundo. Al romperse la barrera, pudieron salir de su tierra natal.

Al llegar a la entrada de Auradon, fueron detenidas por unos guardias que inspeccionaron todo con detenimiento.

—Ay, Red, creí haberte dicho que te pusieras algo respetable... —murmuró Bridget, echando un vistazo crítico al atuendo de su hija.

Red, harta de los comentarios de su madre, se volvió hacia la ventana.

—Lo que tú quieres no existe, ¿verdad? —dijo Red en tono desafiante—. Amor, dices que no sirve, que me hace débil. Pero, ¿cómo lo sabría si nunca lo he sentido?

Bridget, sin inmutarse, respondió con frialdad:

—Nada es tan dulce como cuando derrotas a tus enemigos. El amor es una debilidad, Red, y el miedo es lo que realmente importa si vamos a gobernar por siglos.

Una vez terminado el control, Bridget ordenó que las maletas fueran llevadas a sus habitaciones.

—Las maletas, por favor —ordenó con voz firme.

—Sí, su majestad —respondió uno de los guardias, apresurándose a cumplir.

Con su imponente presencia, Bridget y Red entraron a Auradon Prep, apartando a todos a su paso.

—A un lado —ordenó Bridget, asustando a los presentes con su sola presencia. Al frente, dos personas esperaban su turno para entrar.

—Nombre, por favor —pidió una mujer que verificaba la entrada.

—Sabes quiénes somos —respondió Bridget con indiferencia, sin molestarse en dar su nombre.

—¿Bridget? —dijo una voz femenina detrás de ellas, sorprendida al verla.

—Ella es su alteza real ahora —corrigió Bridget, sin siquiera voltear.

—Por supuesto... Debes estar muy orgullosa —dijo la mujer con una sonrisa, tratando de ocultar su sorpresa.

—¿Bridget? —dijo una voz masculina justo enfrente de ellas, captando la atención de la reina—. No creí que te encontraría aquí.

Bridget levantó la vista y se encontró cara a cara con James, el Capitán Garfio.

—Garfio —respondió Bridget, con una mirada severa.

—No puedo creer que seas tú —dijo él, con una ligera sonrisa.

—James... ¿Qué haces aquí? Creí que un pirata como tú no saldría de su barco —respondió Bridget, indiferente y fría.

—Yo preguntaría lo mismo. Creí que el País de las Maravillas estaba cerrado; nadie podía entrar o salir.

—Las cosas cambiaron —dijo Bridget, cortante.

—Como tú —comentó él, recordando a la joven amable que solía conocer, la misma que adoraba el color rosa—. Parece ser verdad lo que dicen de ti, la temible Reina de Corazones.

𝗚𝗼𝗼𝗱 𝗟𝘂𝗰𝗸 𝗕𝗮𝗯𝗲 | 𝐷𝑒𝑠𝑐𝑒𝑛𝑑𝑖𝑒𝑛𝑡𝑒𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora