♡──𝑇 𝐸 𝑁

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—¡A un lado! —ordenó Bridget con voz imperiosa, y todos se apartaron rápidamente.

—Mamá... —Red comenzó, pero su madre la interrumpió bruscamente.

—Míralos, Red. Tan inocentes... Nos dejaron entrar, y ahora pagarán las consecuencias. Dime Red ¿No hueles la cobardía en el aire? Absórbela, devórala —Bridget arrebató un macaron de la mano de Red—. Los dulces son para los débiles.

—Mamá, por favor —suplicó Red, sintiendo un nudo en la garganta.

—Red, tienes que seguirme. Algún día estarás en el trono, justo como lo he planeado.

—¿Y qué hay de lo que yo quiero? ¿Qué te hicieron para que te convirtieras en esto?

—¿Por qué discutes, Red? No soy una política, soy una reina. El amor no sirve de nada, y debes seguir mi consejo cuando te lo doy: el amor es inútil.

Bridget notó cómo James y Ella la miraban, incapaces de creer que su amiga, que alguna vez fue dulce y amable, se había convertido en una persona tan fría y ambiciosa.

—Mírate en el espejo. Es nuestro destino gobernar por años, tú y yo juntas —dijo Bridget, acercando un espejo mágico a Red, donde se reflejaba un futuro oscuro.

—El amor no sirve —repitió Red, casi sin darse cuenta, las palabras de su madre.

Ambas se sentaron en silencio, esperando que comenzara la ceremonia.

—¿Eso es... ? —preguntó Red, mirando el espejo.

—El espejo... esto es tu futuro —respondió Bridget.

—Pero no lo quiero.

—Tú no —dijo Bridget, levantando un poco la voz, pero luego bajándola—. Somos más parecidas de lo que crees.

James observaba a Bridget desde la distancia.

—Te dije que vendría —murmuró Morgie a su lado.

—Pero ha cambiado... demasiado. Nos odia, ¿no ves cómo mira a todos con desprecio?

—La mayoría de los que estamos aquí estudiamos juntos y estuvimos cuando fue la broma. Nadie la ayudó. ¿Cómo crees que se siente?

—Lo sé... Si tan solo tuviera una segunda oportunidad...

—Debiste escucharme desde el principio.

—Siempre me lo recuerdas —replicó James.

—Y siempre lo haré, James.

La presentación de Uma comenzó, lo que distrajo a Lynette, quien la observaba admirada. Uma dio la bienvenida a Red, pero notó que Bridget estaba usando sus cartas, y eso la inquietó.

—Disculpe... hola, ¿le molestaría? —preguntó Uma educadamente a la Reina de Corazones.

—Sí, en realidad —Bridget se puso de pie con una sonrisa cruel.

—¿Mamá, qué estás haciendo? —preguntó Red.

—Estoy jugando mi juego favorito —respondió Bridget con voz helada.

Bridget se colocó en medio de las sillas y tiró sus cartas al cielo. El cielo, que antes era claro, pronto se tornó de un rojo intenso, y de las cartas surgieron guardias con armaduras oscuras.

—Mamá, basta —pidió Red, cada vez más angustiada.

—No tan rápido —Bridget movió sus cartas con un gesto, y las salidas quedaron selladas.

𝗚𝗼𝗼𝗱 𝗟𝘂𝗰𝗸 𝗕𝗮𝗯𝗲 | 𝐷𝑒𝑠𝑐𝑒𝑛𝑑𝑖𝑒𝑛𝑡𝑒𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora