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En la noche, Killian y Lynette estaban vigilando a Bridget y James, de pronto Killian salió de la Academia y fue por Lynette, ambos chicos los siguieron hasta una cascada.

Lynette y Killian se detuvieron a observar la cascada por unos momentos. Las gotas de agua brillaban bajo la luz del sol, creando un ambiente tranquilo y casi mágico.

—Este lugar es hermoso —comentó Lynette, admirando el paisaje.

—Lo es… —Killian respondió en voz baja, aún absorto en sus pensamientos—. ¿Por qué mi papá conocería este lugar?

Lynette lo miró, también intrigada.

—No lo sé… Quizás era especial para él en algún momento.

Los dos escucharon voces en la distancia, las de James y Bridget, quienes hablaban sobre planes y secretos que aún desconocían. Lynette y Killian se miraron, sorprendidos por lo que oían. Sin embargo, en lugar de seguirlos, decidieron acercarse al borde de la cascada. Killian se agachó para tocar el agua.

—¿Crees que este lugar siga existiendo en el futuro? —preguntó Lynette, observando cómo las gotas de agua caían entre sus dedos.

—No lo sé, tendríamos que averiguarlo —respondió Killian con una sonrisa.

Lynette se iba a levantar, pero tropezó torpemente. Antes de que pudiera caer, Killian la agarró rápidamente, quedando ambos muy cerca el uno del otro. Sus ojos se encontraron por un segundo que se sintió eterno.

—Gracias… —murmuró ella, separándose de inmediato, con las mejillas ligeramente ruborizadas.

—Claro… Solo ten cuidado —dijo él, igual de nervioso.

Caminaron de regreso a la Academia en un silencio incómodo. Ninguno de los dos sabía cómo romper la tensión que había surgido entre ellos. Cuando finalmente llegaron a la habitación de Lynette, Killian se despidió con una sonrisa tímida.

—Nos vemos mañana, Lynette.

—Descansa, Killian.

Antes de entrar, Lynette tomó una decisión impulsiva. Se inclinó y le dio un beso en la mejilla. Acto seguido, entró rápidamente en su habitación, dejando a un sorprendido Killian en el pasillo. Él se quedó parado allí, atónito, sin poder moverse hasta que pasaron unos minutos. Por su parte, Lynette se dejó caer contra la puerta, haciendo un grito ahogado para no despertar a Red o a Cloe.

A la mañana siguiente, Lynette observaba a James y Bridget desde lejos. Notó cómo James parecía inquieto, especialmente cuando Bridget hablaba con Encantador. Los celos eran evidentes en su rostro, aunque trataba de disimularlos.

—¿Por qué vigilas a James y Bridget? —preguntó Morgie, apareciendo a su lado sin previo aviso.

Lynette dio un pequeño salto de sorpresa.

—¿Qué? ¿De qué hablas? —respondió rápidamente, intentando ocultar sus verdaderas intenciones.

—Tienes el libro al revés y, literalmente, no les quitas la vista de encima —dijo Morgie con una sonrisa divertida.

—¿Y tú por qué los estás viendo? —contraatacó Lynette.

—Porque siempre me los imaginé juntos, y parece que está sucediendo. ¿Y tú? —respondió Morgie sin rodeos.

Lynette suspiró, sabiendo que no tenía forma de engañarlo.

—Chisme —dijo con una sonrisa.

—También por eso —admitió Morgie, riéndose suavemente.

𝗚𝗼𝗼𝗱 𝗟𝘂𝗰𝗸 𝗕𝗮𝗯𝗲 | 𝐷𝑒𝑠𝑐𝑒𝑛𝑑𝑖𝑒𝑛𝑡𝑒𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora