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A la mañana siguiente, los cuatro se reunieron para planear cómo robar el libro, ahora con la ayuda de Morgie y James.

—Hay que robar el libro —dijo Red.

—¿Por qué no se lo decimos a Merlín? —sugirió Cloe, cruzada de brazos.

—¿Estás loca? —respondió Killian, sorprendido.

—Es lo mejor —insistió Cloe, manteniéndose firme.

—¿Con qué pruebas? —replicó Lynette—. No tenemos nada y no nos va a creer.

—Robar es malo —dijo Cloe, cada vez más incómoda con el plan.

—Es por un bien mayor —argumentó Red, intentando convencerla.

—No lo haré —dijo Cloe, firme en su decisión.

Red, Killian y Lynette se miraron entre sí, resignados.

—Como quieras —dijeron los tres al mismo tiempo, saliendo de la habitación.

Esa noche, los villanos se encontraban reunidos en sus respectivos lugares cuando vieron a Red pasar sigilosamente por el pasillo, mientras Killian y Lynette tomaban el camino largo para evitar mojarse, ya que estaba lloviendo. Al poco tiempo, apareció Cloe.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Lynette, sorprendida de verla.

—Les voy a dar una mano con esto —dijo Cloe, decidida.

—¿Vas a entrar en la oficina del director? —preguntó Red, alzando una ceja.

—Por una buena causa —respondió Cloe, con una leve sonrisa.

—Así justificas tus delitos, amiga. Me encanta —rió Red, dándole una palmada en la espalda.

Mientras Killian trataba de abrir la puerta, los villanos, Morgie y James estaban afuera, llevando a cabo su propio plan, totalmente independiente del de sus hijos y de Uliana. Cuando Killian finalmente abrió la puerta, todos entraron rápidamente para buscar el libro.

—¿Cuál es el libro? —preguntó Cloe, mirando los estantes abarrotados.

—Ese —señaló Lynette, viendo un libro oscuro en una estantería alta.

Red subió ágilmente para alcanzarlo, pero cuando lo estaba a punto de tomar, notaron algo extraño.

—Chicas... —dijo Killian, pero fue ignorado—. ¡Chicas! —volvió a insistir, esta vez con un tono de alarma al ver espadas flotando en el aire.

—Oh no... —dijo Lynette, alarmada.

—Qué mal... —murmuró Red, preparándose para lo peor.

Las espadas flotaban peligrosamente a su alrededor, y de repente, una estatua de búho en la oficina cobró vida y salió volando.

—¡El búho le va a contar a Merlín! —exclamó Cloe, mientras ella y Killian peleaban por contener las espadas flotantes.

Lynette intentó tomar el libro mientras Killian la cubría, pero otro búho la distrajo, haciendo que soltara el libro. Red, rápida, tomó un escudo y comenzó a defenderse de las espadas, lanzando el escudo contra el búho, que cayó al suelo y volvió a ser una estatua.

—Están desapareciendo —dijo Cloe, aliviada al ver que las espadas se desvanecen poco a poco.

Red se acercó al libro nuevamente, pero el búho volvió a la vida, invocando a un caballero de armadura. Killian corrió hacia él para enfrentarlo, pero el búho aprovechó la distracción y tomó el libro.

𝗚𝗼𝗼𝗱 𝗟𝘂𝗰𝗸 𝗕𝗮𝗯𝗲 | 𝐷𝑒𝑠𝑐𝑒𝑛𝑑𝑖𝑒𝑛𝑡𝑒𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora