12

2.5K 135 38
                                        

Natalia:

El día no había mejorado absolutamente nada desde que Matías me llamó.

Sinceramente me estaba agobiando bastante con tantas llamadas y sus ataques de celos.
Más aún cuando se enteró-esta mañana-que Héctor estaba presente en este "viaje".

Desde que he llegado no ha parado con sus celos impulsivos, estaba bastante harta de que se pensara que podría estar poniéndole los cuernos con Héctor. Parecía que siquiera me conocía.

¿Cómo le pondría los cuernos con Héctor?

-Pues sí, salimos a ver qué era, pero solo era una asquerosa rata que hacía ruido entre los matorrales.

-Vale, ¿me estás diciendo que ayer tú y Héctor salisteis al jardín juntos?-Preguntó Carmen ilusionada.

-¿Sí...?

-¡Parecéis agentes secretos! ¡Que monos...!

-Ey ey, para el carro. Ni de coña. No no y no.-Sentecié. Creí que me harían caso pero vi que cruzaba miradas con Julia y eso no era una buena señal.

...

Me había recogido el pelo en una cola alta, y después de bajar con mi bikini puesto y arriba, un vestido de playa, nos fuimos directos a montar en motos acuáticas.

Al llegar el monitor que había allí nos estuvo explicando como se manejaba.

Tampoco era para tanto, solo darle al botón para ir más rápido y bla bla.

Nos explicó, además, que sería por parejas.

-¿Carmen nos ponemos juntas?-Preguntó alegremente Julia.

Oh no, no porfavor, otra vez no.

-¡Sii!

Y así volvieron a dejarme sola, a veces quería matarlas. Se reían de mi sufrimiento al darme la vuelta y ver que el único sin pareja era Héctor.

Genial...

-Bueno, si las parejas están hechas, podéis montaros con cuidado. Debéis volver aquí en una hora, no os preocupeis de todas maneras yo os avisaré, si pasa cualquier cosa levantar las manos en forma de saludo, yo iré a ayudaros.-Dijo Raúl, el encargado de explicarnos todo esto. Me ayudó a montarme dándome la mano.
Yo me puse delante para poder conducir yo la moto, Héctor se montó detrás.
Se le notaba bastante incómodo-y normal-yo también lo estaba, no fue hasta que arranqué la moto que dejé de estar tensa.

Las manos de Héctor recorrieron mi barriga intentado no tocar nada que tenga que ver conmigo, después puso las manos al volante de la moto acuática, al lado de las mías. Me confundí bastante cuando él empezó a darle velocidad a esto.
Me asusté un poco que casi me rompo los dedos agarrando con fuerza el manillar.
Él solo rió divertido.
Nos turnamos para manejar la moto acuática.

...

Héctor:

Tal y como nos dijo Raúl, un chico un poco más mayor que nosotros, aproximadamente unos veinte años, aunque parecía tener bastante experiencia, teníamos que volver en una hora, así que allí estábamos. Los demás se retrasaron un poco, ya que estaban más lejos, tardaron más en venir. Natalia y yo nos adelantamos hacia la villa, había oscurecido un poco.
Durante el camino de vuelta no intercambiamos miradas ni palabras, ella estaba más concentrada hablando con Matías, el cual, según me he enterado-no me ha costado mucho puesto que Natalia se pone a voces a chillarle al móvil-están teniendo unos problemillas.

Así que en cuento llegamos a casa y nos metimos en la cocina para preparar la cena (habíamos acordado Natalia y yo que la haríamos juntos para que, cuando vinieran los demás, no hacerlos esperar, lo sé, soy muy buena persona).

EN LA MISMA VILLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora