RELIGARE II: LuhAngel [Fanfiction EXO- HunHan]

Pluma 13

Current Music: Blanket Barricade

Acá, para la que me reclamó en twitter que no actualizaba XD

  Luhan  

     El pantalón y el bóxer color gris de Luhan estaban llenos de semen. Sehun se aseguró de darle un buen vistazo al cuerpo del joven mientras se encargaba de cambiarlo y una vez que estuvo en el sanitario con las prendas sucias no pudo dejar de pensar en la forma tan erótica en la que el rubio eyaculó mientras llamaba su nombre. Se le había puesto dura. Siempre quiso que lo besaran frente a un altar como a uno de esos novios y Luhan lo había hecho.

     ¡Joder! De haberse esperado a la bendición hasta podrían estar casados ante Dios. ¡Rubio apresurado! ¡Rubio precoz! ¡Todo lo que pudo haber sido! —sonrió.

     No evitó acercar su nariz al viscoso líquido y le importó poco que ante los ojos de otra persona pareciera desaseado, él tomó una pizca con sus dedos y lo llevó a su boca saboreando el gustillo salado, encontrándolo delicioso. Estaba urgido por placer, pero Luhan dormía afuera y Siwon entraría en cualquier momento, no era adecuado pensar en una paja... aunque por otro lado, se había contenido para no tocar a aquel tipo semi inconsciente, para no meterse su pene en la boca y ayudarlo en medio de su crisis... Luhan lo había provocado lo suficiente y él se había mantenido a la altura de las circunstancias así que se merecía su propio orgasmo.

     Empezó a masturbarse con la nariz hundida entre el bóxer ajeno cuando un peso a su lado lo despertó de su recuerdo placentero. Al abrir sus ojos solo vio oscuridad y recordó que Luhan se había ido hace muchas horas, le había pedido a Tao que lo acompañara a su casa. Él mantuvo una larga charla con Siwon respecto a los problemas mentales del rubio, pasó el día entre una cosa y la otra y finalmente pudo acostarse a descansar. Sonrió al sentir el olor que había dejado el muchacho sobre sus sábanas, eso lo había hecho recordar la paja veloz que se había dado ese día, hasta que un llanto a su lado le borró la felicidad del rostro.

     No sé dónde está mi mamá —le dijo una voz llorosa y cargada de inocencia —. No sé dónde está —repitió para que a él no le quedara duda de que no estaba solo en esa habitación. Sintió el peso bajar de su cama y correr hasta el sanitario, se volteó y vio la puerta abrirse, tomó todo el valor que pudo encontrar y se sentó, encendió la luz de su mesita de noche, aún continuaba escuchando al niño llorar en el sanitario. Tragó con dificultad y se acercó despacio. Todos sus sentidos estaban alerta. No había ningún otro ruido que los sollozos de aquel extraño menor que había aparecido en su cama. Su corazón bombeaba con rapidez y sus ojos se abrían intentando captar cualquier peligro oculto.

     Encendió la luz del sanitario antes de asomarse. El ruido del llanto era más fuerte a medida que entraba. Corrió la cortina del baño con su mano temblorosa y vio a un niño de cuclillas dándole su espalda desnuda. Podría haberle calculado tres años. Solo vestía un pañal de tela y su cuerpo brincaba con cada lastimero gemidito.