Oh Sehun había sido enviado directamente desde el Vaticano. Su labor, servir a su dios en aquel recóndito pueblo del que el Padre Kim fuera descomulgado bajo extrañas razones que la mayoría desconocía. Sehun no era un sacerdote convencional, pero au...
ADVERTENCIA: Debido a la naturaleza de los próximos capítulos, en especial uno de los últimos, debo decir que la historia se volverá más pesadita, hay un capítulo donde retomo mucho los elementos religiosos para alimentarla. Ustedes leen bajo su responsabilidad. No está diseñado para ofender a nadie ni herir ninguna susceptibilidad. Les advierto para evitar que se lleven un disgusto.
Peleando a través de las corrientes oscuras
encuentro una copia exacta,
un plano del placer en mí.
Giran lirios negros totalmente maduros.
Un código secreto tallado.
(Björk, Pagan Poetry).
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Fuente Fujomekay
Una semana más tarde, Luhan llegó al templo y encontró a Sehun solo en una de las bancas, jugando con el llamador de ángeles, haciendo que su tintineo se rompiera en ecos angelicales por toda la bóveda.
—¡Eso es muy bonito! ¡Es exactamente el sonido que escuché en mis sueños la otra noche! ¿Qué es?
—Un llamador de ángeles —respondió el sacerdote antes de relatarle la leyenda sobre aquellos colgantes.
—¿Me lo obsequia? No me caería mal un llamador de ángeles para cuando esté en aprietos...
—¿No has oído que son de uso personal? —respondió de mala gana. No iba a darle un regalo tan bonito, mucho menos ahora que todas las noches estaba experimentando cosas de lo más extrañas.
Luhan hizo un pequeño puchero y luego sonrió, componiendo su ánimo rápidamente.
—He venido a rezar con usted, no tiene que ir siempre a mi casa —explicó, como si le hiciera un favor a Sehun quien después de un resoplido guardó su collar y se dispuso a orar con el rubio durante media hora.
—Ya tienes tu dosis, ahora vete a casa y descansa, Luhan —ordenó después del último «amén».
—Bendígame, padre —pidió cerrando los ojos. Sehun hizo una mueca de fastidio porque aquel muchacho era bastante majadero, acabó moviendo su mano con rapidez y balbuceando una bendición que solo en su cabeza se entendía.
—In nomine Patris dfvdhgfjgfgb Sancti. Amén.
Luhan sujetó los dedos que el sacerdote había acercado a su boca en el momento de cerrar la bendición, los sujetó con ambas manos y los aproximó más a él para depositar en ellos un dulce beso. Fue en ese justo momento cuando Sehun se arrepintió de su bendición tan mediocre, porque ahora Luhan abría los ojos para ver directamente en los suyos y parecía como si de alguna manera tuviera un aura invisible cargada de buena energía, de cosas suaves y brillantes que se proyectaban sobre él. La piel de sus dedos se sentía tibia ahí donde habían sido besados, deseaba sentir esa calidez en su propia boca, pero cuando reaccionó ya Luhan caminaba hacia afuera así que se dispuso a seguirlo solo para estar más tiempo cerca. Una vez en la puerta, el joven que caminaba feliz tuvo un sobresalto y se giró sujetándose fuertemente de la manga negra de la camisa del sacerdote.