Una Amarga Coincidencia

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—¿Qué hace en Brasil?— Richard me miraba como si  fuera la peor persona de este mundo

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—¿Qué hace en Brasil?— Richard me miraba como si  fuera la peor persona de este mundo.

No me iba a dejar afectar por eso.

—¿Ahora sí le importa lo que yo haga? No sea metido, preocúpese por lo suyo. 

—Mmm, pero vela, tan grosera, solo era una pregunta—levantó las dos manos, mirándome con los ojos abiertos.

—No se haga el loco Richard, los dos sabemos que aquí la grosera no soy yo— él torció los ojos y yo me crucé de brazos. 

—No empiece, ¿sí? No tengo tiempo como para perderlo con usted—ni siquiera se despidió, pasó por mi lado y se fue. Yo boté el aire que llevaba reteniendo, estar cerca de él siempre me tensionaba, y me ponía de mal humor. —Ah, y para que quede claro, quédese tranquila, que a mí no me interesa en lo más mínimo lo que usted haga—volvió a pasar por mi lado, esta vez chocando mi hombro. 

Definitivamente, me ponía de muy mal humor. 

Me alejé de Gabriela, sintiendo una mezcla de irritación y curiosidad ¿Qué hacía ella aquí?, una de las razones por las que vine a Brasil fue para no volverla a ver, y aquí estaba

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Me alejé de Gabriela, sintiendo una mezcla de irritación y curiosidad ¿Qué hacía ella aquí?, una de las razones por las que vine a Brasil fue para no volverla a ver, y aquí estaba. Ella siempre encontraba la forma de fastidiarme.  

Me dirigí a la barra que había en el restaurante del hotel. Me serví un whisky y lo bebí de un trago. Necesitaba calmar el mal sabor de boca que me había provocado verla. ¿Por qué siempre me pasaba eso? Después de todo lo que ocurrió entre los dos, no debería importarme que esté aquí, pero lamentablemente, sí me afecta, en el mal sentido. 

Mientras me servía otro trago, sentí una mano en mi hombro, volteé la cabeza y lo que vi no me hizo sentir mejor. 

—Richard, ¡qué sorpresa verte aquí!—exclamó ella, fingiendo entusiasmo. —Hace tanto que no nos vemos.

—Sí, la verdad que sí es una sorpresa— pero de las que no me hacen feliz. 

—Me alegra coincidir contigo. ¿Cómo estás? ¿Qué tal la vida?— Laura se acercó más, invadiendo mi espacio personal, me sentí incómodo por la cercanía y me aparté. 

ODIOSA ATRACCIÓN - RICHARD RÍOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora