¡¿Qué hice qué?!

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Me removí entre las sábanas, sintiéndome terrible, el dolor punzante como una aguja contra mí cabeza, quise vomitar de nuevo, pero no tenía nada en mi estómago por devolver, así que solo fueron las arcadas

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Me removí entre las sábanas, sintiéndome terrible, el dolor punzante como una aguja contra mí cabeza, quise vomitar de nuevo, pero no tenía nada en mi estómago por devolver, así que solo fueron las arcadas.

Vi que alguien se hizo a mi lado y me acercó un balde a la cara para no vomitar el piso. No levanté la vista para saber quién era.

—Gracias, Juve—escuché una pequeña risa de su parte, pero no era una risa femenina.

—Somos primos, pero no sabía que nos parecíamos tanto—la voz de Richard me terminó de despertar, lo miré y abrí un poco mis ojos, avergonzada porque me viera así.

Cubrí mi cara con las manos y resoplé.

—Richard, de verdad lo siento, por todo lo que pasó ayer— él retiró mis manos de mi cara, y me dió una mirada comprensiva.

—Pues tampoco me voy a enojar porque me den besos, que bobada—lo dijo a modo de chiste. Pero eso a mí me hizo abrir más mis ojos, si no hubiese estado acostada, me voy de culo al piso.

—¡¿QUE HICE QUÉ?!— el cambió la expresión, ya no estaba riéndose, sino que estaba sorprendido.

—¿Y entonces usted por qué me está pidiendo perdón?—preguntó.

—¡Pues por lo del vómito! ¡¿Cómo así que lo besé?!— él se rascó la nuca, como sin saber qué decir.

—Pues no sé, Gaby—me sorprendí por como me llamó—. Usted estaba borracha, y me besó, pero no duró ni 5 segundos, así que fue más bien como un pico, o sea nada, no se preocupe por esas bobadas—me agarré de nuevo la cara con las manos.

—Dios, no voy a volver a tomar en mi vida—las arcadas volvieron otra vez y Richard acomodó el balde de nuevo, sobando un poco mi espalda.

Lo miré extrañada, de verdad se estaba comportando raro.

—Juvena me dejó la pastilla para el dolor de cabeza, tome— me pasó el vaso con agua y una píldora. No dudé ni dos segundos en tomarla.

—Richard, ¿A usted qué le pasa?—alcé una ceja.

—¿De qué o qué?— hizo el balde a un lado, mirándome fijamente.

—Pues de esto—nos señalé a ambos—. Usted desde ayer tiene una actitud muy rara conmigo, Y además nunca me dijo lo que supuestamente quería hablar conmigo, pude estar muy borracha y todo, pero me acuerdo muy bien de eso.

Richard me miró fijamente, seguramente estaba terrible, debía tener la pestañina corrida, y el labial también, o seguramente no tenía labial y estaba toda pálida, como una momia.

Le pegué en el hombro suavemente—. Me está asustando ombe, ¿Que me tiene que contar?

—Es que debo confesarle algo, algo de lo que me enteré hace poco— le hice una seña con las manos para que continuara hablando, pero en ese momento mi celular sonó por ahí, Richard se levantó a buscarlo, y al ver la pantalla le cambió totalmente el semblante, ya no se veía vulnerable, se veía molesto.

ODIOSA ATRACCIÓN - RICHARD RÍOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora