› ˖° ┊"Despues de que la pareja del momento se pelera por el mejor amigo del Capitan America, Tony strak decide pedirle el divorsio al quien consideraba el amor de su vida, le llega una ola de odio hacia el poniendolo en su limite de estres, pero l...
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El eco del silencio llenaba la vasta mansión Stark, un lugar que antes rebosaba vida. El eco del silencio llenaba la vasta mansión Stark, un lugar que alguna vez rebosó de vida y risas. Tony caminaba lentamente por los pasillos, sintiendo el peso de un vacío constante que se había vuelto su compañero silencioso. Su relación con Steve había sido su refugio, su razón para avanzar a pesar de las dificultades, pero, con el tiempo, ese refugio se convirtió en una sombra que lo asfixiaba más de lo que lo protegía. Al casarse, ambos habían compartido sueños y promesas de un futuro juntos, de una familia que algún día tendrían. Sin embargo, la cruda realidad había arrancado despiadadamente ese sueño de sus manos, dejando solo dolor y resentimiento.
Una noche, Tony recordó una conversación de hacía unos años. Aún eran una pareja llena de esperanza, creyendo que, a pesar de las dificultades, podrían construir la familia que ambos deseaban.
—Siempre he soñado con una familia, Tony —dijo Steve en aquella ocasión, su tono serio y casi intimidante—. Dame un hijo, Tony.
Tony, desconcertado por la intensidad en la voz de Steve, buscó la manera de calmarlo, aunque sus palabras traían una amarga impotencia.
—Steve, lo he intentado... hemos hecho todo lo posible... Pero...
—No me importa lo que diga ese doctor de mierda —interrumpió Steve, su voz teñida de frustración—. Yo quiero a mi hijo, y lo quiero ahora.
—Amor... yo quiero eso tanto como tú —murmuró, tratando de mantener la calma—. Pero hay cosas que no están en nuestras manos. He seguido cada paso, cada indicación...
Steve apartó su mano, y Tony se quedó congelado, observándolo con una mezcla de confusión y dolor.
—¿Eso es todo lo que tienes que decir? —replicó Steve, con una mirada cargada de decepción—.
Tony sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Las palabras de Steve resonaron con una dureza que él no había visto antes. Desde ese momento, la presión de concebir un hijo no solo fue un deseo compartido, sino una carga que Steve parecía volcar en él con una desesperación casi cegadora, pasaron semanas y había una esperanza para aqulla pareja pero fue lo contario
—Otra vez negativo, Tony... —suspiró, y negó con la cabeza—. Siempre lo mismo.
Tony, sintiéndose vulnerable, intentó acercarse y tomarle la mano.
—Lo siento, amor... —susurró, con un tono lleno de tristeza—. Yo de verdad... me estoy esforzando tanto... Te prometo que haré lo que sea necesario. Solo dame un poco más de tiempo.
Steve, sin siquiera mirarlo, retiró su mano de la de Tony de un modo casi instintivo. La mirada de Steve se clavó en él con una frialdad que Tony no había visto nunca antes.
—¿Cuánto tiempo más, Tony? —preguntó Steve, su voz en un tono bajo pero penetrante—. ¿Cuánto tiempo más se supone que tengo que esperar? He sido paciente, pero ya no puedo seguir pretendiendo que esto es suficiente.
