La serpiente del león

Capítulo 6

A la mañana siguiente me levanté temprano, solo Neville estaba en pie, me vestí para acercarme.

- ¿crees que este bien mandar a un elfo domestico con una carta a Gringotts? - pregunto sentado en su cama mientras se pone la corbata para peinarse.

-siento que todo está muy raro y que Hermione ya debe haber ido o ira donde el director- confieso nervioso, espero estar exagerando, pero algo no cuadra.

-eso estaba pensando- dice Neville sentándose a mi lado -creo que sí, pero envuelve tu carta en tu magia para que comprueben que eres tú o con un poco de tu sangre- aconseja tras pensarlo un poco, me incomoda la idea de entregar mi sangre luego de lo que sucedió en el resurgir de Voldemort.

Rápido busco un pergamino y tinta, no sé muy bien como escribirla ni los modales por lo que me decido por ser lo más sincero posible. Le explico un poco de mi situación con mis familiares, como y cuando me entere del mundo mágico y un resumen que tomo casi tres pies de largo de mis años en Hogwarts incluido este. Le pido discreción y mis temores de que el director se entere.

-eso es bastante- dice Neville sorprendido al verme enrollarlo, sonrió con vergüenza.

-no se escribir una carta tan formal por lo que le hice un resumen de mi vida esperando no estar faltándole el respeto de alguna manera- confieso antes de preguntar - ¿Cómo lo envuelvo con mi magia? – pregunto desenrollando los papeles para cortándome el dedo y dejar una gota de sangre bajo mi firma -quiero mandar mi magia y sangre para que no allá ninguna duda- explico encogiéndome de hombros. Espero que esto me ayude a la larga. Está llegando casi las navidades por lo que necesito tener un plan para ayudar a Draco y a mí mismo. No deseo volver con mis parientes si ya soy considerado un adulto.

-cierra los ojos y trata de buscar la misma sensación que tienes cuando sostienes tu varita y empuja tu magia hacia la mano que sostiene el papel- explica con esa seguridad que comienzo a notar bajo toda esa timidez y cortesía.

Hago lo que me dice, sonrió cuando abro los ojos y veo como el papel brilla unos segundos antes de desaparecer. Escucho como los demás comienzan a levantarse.

-Dobby- llamo rápido, ansioso de que Ron escuche lo que estoy haciendo. No confió en ellos. Dobby aparece de inmediato, debe sentir que es algo importante y que deseo que se quede en secreto ya que me sonríe y se balancea, pero no habla ni grita.

-necesito que vayas al banco, que solo el cajero te escuche y le pides hablar con el encargado de las cuentas Potter y le entregas esta carta personalmente- explico ansioso, miro a Neville por si se me quedo algo, pero asiente. -eso sería todo gracias, aunque dile que cuando me responda te llame o le preguntas si puedes esperar- digo con seriedad -Dobby algo raro está pando y no se en quien confiar por lo que debes mantener todo en silencio, solo habla cuando este con tu anterior amo o Neville- digo dándole una mirada a Neville de disculpa, pero me guardo el nombre de Draco.

Dobby se ve sorprendido antes de enderezarse y asentir tomando la carta.

-Dobby hará lo que el amo pide y lo protegerá- dice para irse con un suave pop.

-siento que debería tener miedo a esa afirmación- digo parpadeando lentamente, Neville ríe ya sabiendo las veces en las que Dobby intento salvarme.

-vayamos a desayunar- dice divertido, salimos ya listos y con nuestras mochilas, Seamus y Dean estaba comenzando a salir de la cama mientras Ron aun roncaba. Antes era yo que lo levantaba por lo que, si Hermione o Ginny no lo hacen, llegara tarde.

Ese día no pude reunirme con Draco ni al día siguiente, seguía buscándolo en el mapa, pero siempre estaba en la biblioteca o la sala común de Slytherin. Estaba ansioso, me había llegado una carta alarmante de los duendes. Pedían urgente mi presencia, pero quería hablar con Draco antes de ir, planeaba salir después del toque de queda, según decía la carta el banco nunca cierra, aunque muchas personas no iban en la noche, solo los que no querían ser vistos aprovechaban.