Capítulo 1

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Como llevaba haciendo todo el año, miraba el mapa siguiendo las huellas de Draco Malfoy, me tenso cuando veo que está en el baño del segundo piso, el de Myrtle, la cámara. Me levanto de un salto poniéndome la capa de invisibilidad, no quería que Hermione o Ron me vieran, no era lo mismo con ellos desde que volvieron a ignorarme el verano por órdenes del director, también me sentía entumecido desde la muerte de Sirius.

Logro salir de la sala común sin que me noten, camino a paso rápido viendo el mapa para no toparme con nadie, cuando llego al baño reviso una última vez que nadie este cerca, guardo las dos cosas antes de abrir con suavidad, deseando encontrar a Malfoy con las manos en la masa pero nada más abrir escucho unos sollozos desgarradores, me tenso asombrado y con dolor en el corazón, si es Malfoy, y lo es ya que lo comprobé antes de entrar debe estar con mucho dolor, su llanto es de agonía.

Tomando una decisión que me cambiara la vida decido entrar, escucho como Myrtle trata de calmarlo, pero el solo llora, me acerco, no es hasta que estoy a dos pies de distancia Malfoy me nota, veo miedo, anhelo y dolor antes de que todo desaparezca y una máscara de enfado lo cubra todo, se voltea ya sacando su varita, pero me muevo antes de pensar, lo rodeo con mis brazos, soy más bajo que el, mi rostro queda en su cuello, pero lo aprieto impidiendo que se aleje.

- ¿Potter que demonios crees que estás haciendo? - chilla con las manos alejadas a ambos lados, está muy tenso, lo abrazo más fuerte acariciando su espalda.

-te juro por mi magia nunca hablar con nadie de lo que suceda en esta habitación- digo con firmeza, la magia nos rodea antes de volver a mi cuerpo. Se relaja ligeramente, pero sigue tenso.

-aun no entiendo porque me tienes agarrado- sisea, pero escucho el temblor en su voz.

-porque parece que necesitabas un abrazo- digo con sinceridad sin dejar de acariciar su espalda -se lo que es necesitarlo y que nadie este ahí- susurro recordando el horrible verano que acabo de pasar. Por fin se destensa, se deja caer en mi hombro.

-nunca menciones esto o te maldeciré- susurra con la voz amortiguada por mi ropa. Sonrió con tristeza, es como un gato que sisea, aunque desea mimos.

Como ya no está luchando aflojo mi agarre subiendo para acariciar los lacios mechones, nunca lo diré, pero le queda muy bien este estilo más desordenado que cuando lo engominaba. Mi otra mano se mantiene en su espalda haciendo movimientos circulares. No se cuento pasamos así, pero comenzaba a sentir mis brazos cansados.

Nos acomodamos en una esquina tras lanzar hechizos de limpieza y amortiguadores para acomodarnos en el suelo, ambos abrazamos nuestras rodillas mirando hacia al frente.

- ¿porque decidiste ayudarme? - rompe el silencio el primero, su voz se escucha ronca tras haber llorado por mucho tiempo.

-ya te lo dije, sé que es necesitar un abrazo- susurro recostando mi mejilla en mi rodilla para verlo de reojo, está mirando sus manos que están en un agarre fuerte volviéndolas blancas. -aunque estemos en lados opuestos de la guerra aun somos jóvenes obligados a luchar, se lo que es que te presionen a hacer lo que quieran contigo sin importar que quieras hacer- confieso con enojo y dolor en mi voz -no se si sabes que Sirius murió en la debacle del ministerio, no lo conocí por mucho tiempo pero era mi boleto para alejarme de los muggles con los que me dejaron al morir mis padres- hago otra confesión, haber visto a Malfoy tan lastimado y vulnerable me hace abrirme para que comparta su dolor conmigo. -cuando murió sentí que volvía a estar a la deriva y nada más terminar el semestre Dumbledore me regreso con los muggles, no recibí ninguna carta de apoyo, solo cartas para que recordara no salir para no arriesgar a los demás- digo con burla en mi voz.

La serpiente del león Donde viven las historias. Descúbrelo ahora