Capítulo 5

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Recostados uno al lado del otro comenzamos a leer nuestros libros, al parecer la habitación le había mostrado a Draco varios diarios de pasionistas y estaba extasiado. Yo por mi parte comencé el libro que me enseno, estaba encantando, era sorprendente leer sobre cosas que podía entender de mi día a día en el mundo mágico. Aunque los muggle tenían fantasía eran cosas inventadas, aquí, aunque las aventuras eran exageradas tenían un dejo de verdad ya que con la magia se podía lograr muchas cosas.

Poco a poco me le fui acercando hasta que estaba abrazado a su costado con el libro reposando en su abdomen. Era algo incómodo para leer, pero me gustaba la cercanía, poco después de segundos de tensión Draco comenzó a pasar sus dedos de manera distraída por mi cabello.

Cuando era hora del almuerzo ya estaba a la mitad del libro, me quejo un poco por tener que salir de lo que comenzaba a sentirse como mi santuario.

-estoy dejando esta habitación así y pidiendo que nadie más pueda entrar- digo cuando nos arreglamos la ropa y coger nuestros bultos -creo que puedes llevarte el libro, yo saque la ropa y no paso nada- digo no muy seguro cuando lo veo mirando con pesar el monto de libros. -yo voy a llevarme el mío por lo menos, estoy amando a Lancelot- digo emocionado, como lo describen guapo, alto, cabello rubio como el oro y unos hipnotizantes ojos azules tormentosos. Sip tengo algo con ese tipo de chicos.

- ¿en serio? aunque es un buen personaje yo amo al Dragon principal, que le hayan dado personalidad y que pueda comunicarse con su jinete es asombroso- dice Draco volviendo a emocionarse guardando el libro en su mochila.

- ¿crees que pueda hablar con los Dragones? Creo que son como familia lejana de las serpientes- pregunto curioso, en el torneo no lo pensé en intentar, pero si se piensa tiene lógica.

-creo que no todos son familia de las serpientes, algunos son más de los lagartos y ese tipo de especie- responde también pensativo -hay varias reservas de Dragones, la más grande es la de Rumania, tal vez puedas ir un día para intentarlo ya que no hay muchos libros sobre los parsel- dice frunciendo el ceño, ambos nos detenemos delante de la puerta, no quiero salir y tener que alejarme de él, parece sentir lo mismo.

-no quiero que pase una semana para poder verte- digo abrazándolo en un impulso, se tensa unos segundos antes de esconder el rostro en mi cuello, me estremezco acercándolo a mi pecho.

-tengo que hacer los turnos de vigilancia de los perfectos dos veces por semana y las prácticas de quidditch- dice con desgana, lo aprieto más sacándole un suspiro.

-lo sé, pero hagamos tiempo ¿sí? - pido casi suplicante -ven cuando puedas y yo vendré- digo tras pensarlo un poco, puedo ver el mapa y venir cuando lo veo caminar hacia aquí.

- ¿cómo lo sabrás? - dice confundido con su voz algo amortiguada por mi piel, rio un poco por las cosquillas.

-mm se podría decir que tengo algo así como un mapa de la escuela- digo no muy seguro, suspiro cuando Draco se aleja tenso -mi padre lo hizo con sus amigos y llego a mí en tercer año- explico rápido ante su ceño fruncido.

- ¿me podrías espiar con eso? - pregunta dando un paso atrás con los brazos cruzados. Me sonrojo hasta el cuello y orejas.

-bueno, no era espiarte- trato de escusarme -s-solo quería saber qué hacías- digo más débil en un balbuceo.

-por eso apareciste en el baño- dice sobresaltado, me encojo cuando me mira enojado y decepcionado -no está bien espiar a los demás, podría usarse muy mal en manos equivocada- dice molesto y angustiado. Me acerco deteniéndolo cuando quería alejarse, lo acerco poniendo mis manos en su cuello y mejillas.

La serpiente del león Donde viven las historias. Descúbrelo ahora