Capítulo 16

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El olor a Black Opium hace que mi sueño se desvele. Ese perfume solo lo lleva una persona y esa persona...

Abro los ojos con el tenue brillo del sol al amanecer, siento sus brazos apretarme contra ella, ese acto me da seguridad junto a su rico aroma, que me afecta como una droga.

—Pensé que estarías enfadada conmigo...— Susurro bajo con un leve sonrisa en mis labios mientras vuelvo a cerrar mis ojos.

Siento como Brooke se pega más a mí y esconde su cara en mi cuello.

—No puedo enfadarme contigo, solo soy una orgullosa de mierda.— Me susurra en el cuello, eso provoca un escalofrío en mi piel y una leve risa.

Volvemos a dormirnos hasta que la irritante alarma del teléfono comienza a sonar marcando las 10.00AM.

Miro a la chica que está abrazándome en mi cama y sonrío al verla mirándome con cariño. Estira su brazo para apartar un mechón de mi cara. Ese simple tacto me electrifica el cuerpo.

Aparto las sábanas para salir de la cama y me doy cuenta de que me dormí con la bata puesta, sin nada debajo.

Miro a Brooke, seguramente mi cara parece un tomate por la risa que suelta. Tiene una risa preciosa, aunque me da vergüenza mirarla ahora.

—V-voy a cambiarme y vamos a desayunar.— Trato de sonar lo más tranquila posible y Brooke no deja de sonreirme.

—Yo no me quejo si bajas así, preciosa.— Me guiña un ojo, a lo que yo respondo con un corte de manga.— La reina se ha levantado camionera.

—Cierra la puta boca Brooke y NO ENTRES.— Digo desde el armario terminando de abrocharme el sujetador. Pero esto no pasa, ya que siento unas manos al rededor de mi cintura agarrando el sujetador y deslizando hasta quitarlo de mis manos.— ¿Tú no entiendes el que no entres? ¿O te haces la sorda?

Me giro a mirarla de brazos cruzados, solo con las bragas lenceras. Pero mi prepotencia se cae cuando veo como está observando de arriba abajo mi cuerpo, mordiéndose el labio con una sonrisa que no se borra.

Siento mis mejillas ruborizarse cuando su mirada se para más tiempo de lo necesario sobre mis pechos.

—Me encanta que seas mía.

—No lo soy.

—Me perteneces y esto.— Agarra mi pezón con sus dedos provocando un leve suspiro.— Es mío.

No se si es por su aroma, por su voz grave cuando se cela sola o su tacto, pero siento que mi cuerpo ya no me pertenece y que he venido mi alma al demonio y en este caso, no me arrepiento. Me encanta que me diga que soy suya.

Su mano libre se pasea por todo mi cuerpo, la otra sigue jugando con mi pezón mientras sus labios rozan mi cuerpo ; mi cuello, clavícula y así acaba en mi pecho, pasando su lengua al rededor de la corona.

Mi cuerpo siente una descarga cuando su mano sobrante comienza a acariciar mi sexo por encima de la braga.

—Br-Brooke...— Susurro mirándola a los ojos. Veo cómo me sonríe muy lascivamente y eso me provoca un calor que no controlo.

Siento su mano pasar por debajo de mi braga, ella no deja de mirarme mientras se acerca peligrosamente de nuevo a mi boca.

—Vamos a desayunar.— Me susurra a los labios y se aleja de mí con una sonrisa de satisfacción. La miro atónita y luego siento de golpe toda la vergüenza.

—ERES UNA GILIPOLLAS. SAL DE AQUÍ.— Le grito tirándole la bata mientras ella se ríe y sale de nuevo a mi cuarto.

Idiota, ¿cómo puede hacerme todo esto y ahora dejarme con el calentón? La odio.

ECLIPSE© -PARADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora