22.

2.9K 158 82
                                    


6 de enero, 2024
Medellín, Colombia
9:00am

El día de hoy iba a ser especial, era nuestro último día, nos íbamos mañana al medio día, así que lo íbamos a disfrutar al máximo.

Hoy Richard había contratado un yate, solo nosotros y el mar, más nadie.

bueno, y el que lo maneja.

El sol brillaba intensamente sobre Cartagena, y el reflejo del agua hacía que todo pareciera un sueño. Había esperado este día con tantas ganas, el cierre perfecto para unas vacaciones que nos habían hecho falta a los dos. Pero como siempre, la tranquilidad nunca duraba.

Richard estaba a mi lado, disfrutando del momento, cuando su teléfono sonó. Al principio no le presté mucha atención, pero cuando vi cómo su expresión cambiaba, supe que algo andaba mal. Colgó el teléfono y se quedó callado por un momento, como si estuviera decidiendo cómo decirme lo que acababa de escuchar.

- María José -  dijo finalmente, su voz más seria de lo habitual. - Hay un problema con el club. Me necesitan en Brasil mañana a primera hora. Tenemos que irnos hoy mismo.

Sentí que el mundo se me venía abajo. ¿Cómo podía decirme eso justo en nuestro último día aquí? Después de todo lo que habíamos planeado, después de todo lo que habíamos vivido juntos en estos días.

- ¿Qué? ¿Cómo así que te vas mañana? - mi voz salió entrecortada - Es nuestro último día, Richard.

- María José, entiéndeme. No quiero irme, pero es algo urgente. El club está en problemas y necesitan que esté allá.

- ¿Y yo? ¿Qué pasa conmigo? ¿Con nosotros? - le grite - Siempre es lo mismo, Richard.
Richard trató de acercarse, pero yo me aparté, incapaz de soportar que me tocara en ese momento.

- María José, sabés que te amo, sabés que sos lo más importante para mí. Pero esto es mi carrera, sabes que es así.

- Siempre todo es más importante que yo, Richard. - le respondí, las lágrimas comenzando a acumularse en mis ojos - Y yo qué? Yo siempre soy la que tiene que esperar, la que tiene que entender. Pero ya no puedo más, Richard.

Nos quedamos en silencio, el ruido del mar golpeando el yate era lo único que se escuchaba.

Sentí cómo el dolor y la rabia se mezclaban en mi pecho, haciendo que todo se sintiera aún más pesado.

- María José, no quiero que te sientas así - dijo en voz baja - Pero no puedo dejar de lado el club, es mi responsabilidad.

- y yo? ¿Qué pasa si algún día ya no puedo esperar más? 

Richard me miró, sus ojos llenos de una tristeza que rara vez había visto en él.

- No quiero perderte, María José, pero tampoco quiero que sientas que no soy lo suficientemente bueno para vos. Tal vez… tal vez no estamos en el mismo lugar, tal vez no estamos listos para esto.

Sus palabras me golpearon como un balde de agua fría. Nunca había pensado que él pudiera dudar de nosotros, pero ahí estábamos, enfrentados en medio de lo que debería haber sido un día perfecto.

- Tal vez tenés razón, Richard, tal vez esto no está funcionando como pensábamos. Tal vez ya me perdiste.

Él no respondió, solo me miró con esos ojos que ahora reflejaban la distancia que se había formado entre nosotros. El silencio se hizo más pesado, y en ese momento supe que algo se había roto entre nosotros, algo que tal vez nunca podríamos arreglar.

Me giré y me alejé, dejando que el sonido del mar llenara el vacío que sentía por dentro.









4:00pm

veneno; richard ríosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora