23.

1.3K 95 53
                                    

7 de enero, 2024
Medellin, Colombia
Aeropuerto Nacional José María Córdoba
8:30am


Estoy en este avión, rumbo a Brasil, con un nudo en el pecho que no me deja respirar.

Nunca pensé que llegaría a sentirme así, como si todo lo que había conseguido de repente no valiera nada. Mientras miro por la ventana y veo cómo nos alejamos de todo, no puedo dejar de pensar en María José, en lo que pasó, en lo que le hice, y en si algún día podré arreglarlo.

Ella me pidió un tiempo, y la verdad es que no la culpo. Lo vi en sus ojos, esa mezcla de cansancio y tristeza que me dejó sin palabras. Ella siempre ha sido fuerte, siempre ha estado ahí, aguantando, apoyándome en todo, mientras yo... mientras yo la dejaba de lado. Me duele admitirlo, pero es la verdad. Nunca la puse en primer lugar, y ahora estoy pagando el precio por ello.

Ella siempre me decía que estaba bien, que lo entendía, pero ahora veo que no estaba bien, que nunca estuvo bien. No me di cuenta de que la estaba perdiendo poco a poco. ¿Cómo pude ser tan ciego?

Ahora, mientras el avión sigue su rumbo, no puedo dejar de preguntarme si realmente vamos a volver, si después de este tiempo ella va a querer intentarlo de nuevo. Porque, si soy sincero, no sé qué haré si la pierdo definitivamente. Me estoy dando cuenta de que todo este tiempo he dado por sentado que ella siempre iba a estar ahí, que siempre iba a esperar, pero nadie puede esperar para siempre.

Brasil era mi sueño, es mi sueño, y debería estar emocionado por la oportunidad que tengo frente a mí. Pero la verdad es que me siento vacío. No importa cuántos goles marque, cuántos títulos gane, si no tengo a María José conmigo, todo eso no significa nada. Me doy cuenta ahora de lo mucho que ella significa para mí, de cómo ha sido la única constante en mi vida.

Y lo peor de todo es que no sé si realmente tengo la fuerza para cambiar. Porque, sí, quiero hacerlo, quiero ser mejor para ella, quiero aprender a equilibrar mi vida, pero también sé que el fútbol es demandante, que me consume por completo. ¿Podré ser el hombre que ella necesita, o simplemente estoy condenado a repetir los mismos errores una y otra vez?

No dejo de pensar en su cara, en cómo me miró la última vez. No estaba enojada, no estaba furiosa, solo estaba cansada. Y eso es lo que más me duele, porque sé que fue mi culpa. La desgasté, la llevé a un punto donde ya no podía más, y ahora estoy aquí, solo, preguntándome si algún día podré enmendarlo.

Quiero que volvamos, claro que quiero. Pero también sé que no va a ser fácil. Si ella decide darme otra oportunidad, tendré que demostrarle que puedo cambiar, que puedo ponerla en primer lugar. Y si no... si ella decide que es mejor seguir adelante sin mí, entonces tendré que vivir con esa decisión, sabiendo que la perdí por no saber valorar lo que tenía.

El avión sigue avanzando, llevándome cada vez más lejos de lo que de verdad importa. Y mientras tanto, yo solo puedo esperar que, cuando todo esto termine, todavía haya un "nosotros" por el que luchar.









[...]









¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
veneno; richard ríosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora