06. No se van a enterar

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Se adentró en el baño con la mirada baja para evitar el contacto visual con el chico que estaba en aquel momento metido en la bañera. Se colocó en el mismo lugar que siempre a esperar a que terminase la hora del baño.

Martin lo miraba desde la bañera, sentado con sus piernas cruzadas y con los brazos apoyados en el borde de esta. Su mirada estaba algo perdida, recorriendo cada parte del cuerpo del contrario. No sabía porqué lo estaba analizando tanto, pero llegó un momento en el que no pudo apartar su vista del sirviente.

Juanjo lo notó, notó como si todo su cuerpo se hiciera pequeño ante la atenta mirada del menor. Notaba cada vez que lo miraba, como si sus ojos tuvieran un imán que hacían que el mayor quisiera girar su cabeza para mirarlos. Pero no lo iba a hacer, sabía que era lo que él buscaba. Sabía que Martin quería buscarle las cosquillas y ver cómo se intimidaba en aquel rincón del baño, o eso era lo que creía el mayor. Lo cierto es que Martin no buscaba que Juanjo lo mirase desnudo, le daba igual. Solamente no había podido dejar de mirar su esbelta figura, la forma en la que giraba su cara mostrando de una manera clara su perfecto perfil tan atractivo.

Aquella noche la hora del baño se alargó más de lo normal, Juanjo estaba deseando escuchar el sonido del agua removerse que indicaba que el contrario había acabado. Pero los minutos pasaban y no sé movía, ni siquiera escuchaba el agua. No hablaba, no mostraba ningún signo de vida. Y fue esa la primera vez que Juanjo miró por un instante hacia Martin, solamente para comprobar que seguía respirando. Y ahí estaba, con sus ojos clavados en él como hacía un rato.

Aquella acción consiguió sacar una pequeña sonrisa al príncipe, quien se dignó a pronunciar la primera palabra después de mucho rato.

-¿Te llevas bien con tus amigas?

Juanjo miraba de nuevo hacia una pared, esa vez con el ceño fruncido por la pregunta del contrario, no sabía a qué venía.

-Sí. -Respondió lo más seco que pudo.

-¿Qué se siente tener amigas?

La segunda pregunta le hizo sentir algo de pena al mayor, pues conocía lo solo que estaba. Lo que no entendía era tanta curiosidad por su vida, le había comenzado a sacar de quicio y tan solo había preguntado un par de cosas, seguramente estaba irritable por el cansancio de haber estado todo el día encerrado con el menor.

-Pues no lo sé. -Rascó su nuca.

La pregunta sonó irreal, nunca se habría imaginado que alguien le preguntara que que se sentía tener amigas. Tal vez no tenía la respuesta y le daba rabia no saber responder a una pregunta tan sencilla como esa. Pensó en alguna respuesta que el príncipe quisiera escuchar, tal vez lo había preguntado para que lo animara un poco respecto al tema.

-Supongo que se sentirá muy bien. -Apoyó su cabeza en el borde de la bañera y metió uno de los brazos en el agua para comenzar a jugar con ella, salpicando y tirando algunas gotas al suelo.

-Sí.

El castaño seguía sin saber que responder, pero buscó las palabras en su cabeza durante el silencio que se creó después de su afirmación.

-Se siente como tener la seguridad de saber que cuando necesitas hablar con alguien esa persona va a estar ahí. -Hizo una pausa corta, seguía sin mirarlo. -Saber que al final del día hay alguien esperando para hablar contigo o pasar buenos ratos, también se siente bien al saber que tienes a alguien en los momentos buenos y en los malos.

Martin volvió a mirar como el sirviente se explicaba sin mirarlo, como hablaba hacia la pared pero se lo decía a él. Notó en su perfil una pequeña sonrisa dibujarse en su rostro, tal vez la amistad era eso también, que te brillara la cara al hablar de esa persona.

El deseo de ser tu príncipe || JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora