Las horas pasaron, la luz del sol ya empezaba a entrar levemente por la ventana de su habitación. Tenía los ojos abiertos como platos, mirando el techo y sin poder dejar de pensar en el menor, en si estaría bien. Intentaba mantener los pensamientos positivos acerca de su paradero, pero tenía miedo de que le hubiera pasado algo. No pensaba en ningún momento que su padre le hubiera hecho algo, pero estaba la posibilidad de que les hubiera pasado algo, de que hubieran tenido algún accidente o de que alguien les hubiera hecho algo. Estaba muy nervioso, dando vueltas en su cama sin poder ni siquiera cerrar los ojos para intentar dormir. Además, la luz que entraba por la ventana no se lo iba a permitir. Incluso tuvo el impulso de levantarse de aquel colchón y salir corriendo a buscar a aquel chico, no podía quedarse tranquilo si algo le había pasado, y es que le parecía tan extraño que hubiera estado fuera todo el día. ¿A dónde lo llevarían? Si no puede salir más allá de las murallas, su madre no iba a permitir que el príncipe saliera al exterior.
Pero entonces algo lo sacó de sus pensamientos, y el sonido de unos nudillos tocando la madera de la puerta llamó su atención. Y le extrañó escuchar como alguien tocaba la puerta a esas horas de la mañana, cuando aún el sol no había aparecido del todo. Pero no le dió tiempo a preguntar quién era, porque la puerta se abrió y por aquel hueco pudo ver la cabeza asomada del príncipe. Tenía una leve sonrisa y agarraba la puerta con su mano, lo buscó con la mirada y al verlo ahí tumbado en su cama abrió un poco más la puerta. Pero Juanjo se levantó todo lo rápido que pudo, sin hacer mucho ruido para no despertar a las hermanas, y se dirigió a donde estaba el más pequeño.
Una vez que estuvieron uno enfrente del otro, cara a cara, Juanjo salió por aquella puerta y la cerró detrás de él sin hacer nada de ruido.
-No sabes lo preocupado que estaba, Martin. -Susurró mientras se alejaban de la habitación del mayor para dirigirse a la del menor, era como el lugar seguro para los dos, para hablar tranquilamente.
-Lo siento, la verdad es que ha sido increíble.
Al escuchar aquellas palabras, el sirviente no pudo aguantar las ganas de que Martin le contara lo que había hecho durante todo el día y porqué había tardado tanto. Pero tuvieron que llegar a la habitación, no les parecía lo más correcto quedarse hablando en medio del pasillo donde cualquier podría verlos, aunque muy pocas personas estaban por allí en aquellos momentos.
Juanjo había descubierto lo mucho que le gustaba escuchar a Martin hablar, lo decía todo con tanta delicadeza y con un tono de voz tan suave que se pasaría mil vidas oyéndolo hablar de cualquier cosa, de cualquier tontería.
Una vez que llegaron a la habitación, ambos chicos se dirigieron a la cama del menor y se sentaron. Martin, como siempre, cruzando ambas piernas encima del colchón y Juanjo en el borde de la cama dejando colgadas sus piernas. Debía de girar levemente la cabeza para poder escuchar al príncipe mientras que este mantenía la cabeza hacia delante para hablar con él sirviente.
-Cuentame, ¿qué has estado haciendo por ahí? ¿Te has perdido a caso? -Sonó Juanjo en un tono burlón hacia Martin, pretendía simular que no había estado todo el día pendiente de si aquel chico aparecía por la puerta, que no había estado esperándolo o preocupado.
El menor sonrió de oreja a oreja al ver el interés de Juanjo por saber que era lo que había estado haciendo. Se preguntaba si lo había extrañado, pero en el fondo de su corazón sabía que eso no era posible, pues él pensaba que no era tan importante para él como para que eso ocurriera. Pero Martin no sabía que era exactamente eso lo que había ocurrido. Qué Juanjo casi se había subido por las paredes de todo el castillo mientras esperaba al príncipe, que había estado apunto de salir de la cama en varias ocasiones en busca de él porque pensaba que le había pasado algo. Pero era mejor que no lo supiera, simplemente porque podría sufrir un ataque al corazón.
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El deseo de ser tu príncipe || Juantin
FanfictionJuanjo, un joven sirviente de la familia real de la Francia medieval obtiene el trabajo de cuidar del príncipe heredero, Martin, un joven apunto de ser rey pero desconocedor de miles de experiencias del mundo exterior. Es Juanjo quien, poco a poco...