Capitulo 3. 𓃠

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Rachel.

Pues... Si estoy castigada.

Si bien, papá me mima —mimaba— mucho, cuando se enoja, no me deja ni hablar, así que no me pude explicar.

De todas formas no quería prestar mi casa para hacer la fiesta, le avisé a Doris, que es como que... La única que me habla desde mi destierro de los populares, todos se enojaron, sin excepción, mi casa es enorme y cuenta con un perfecto espacio para hacer la fiesta de inicio de curso, sin embargo, no quería hacerla aquí. Aún así, estaba el compromiso por ofrecerla hace un tiempo, tenía el permiso y todo, pero... ¿Por qué tengo que recibir en mi casa a personas tan doble cara?

No me hablan, me tratan como si fuera la peor persona que ha pisado la tierra, Luisa, mi gran amiga Luisa nunca me pidió disculpas y yo no la volví a buscar.

Es incómodo para Harry, pero él siempre respeta las decisiones de ambas, así que se dividía el tiempo entre comer conmigo y hablarle a Luisa en otros tiempos libres. Ahora se fue.

Otra misión más. Mi querido hermano se lo tenía bien guardado, pero parece que están planeando ascenderlo a teniente. Y se lo merece, estoy muy orgullosa de él.

Me cepillo el cabello, recogiéndolo en una cola alta, suspirando. Cómo ya no tengo amigos, no tengo planes, mi castigo es no hacer la fiesta, pero no tengo prohibido salir. Y ya estoy cansada de vagar por la casa.

Papá nunca esta, cuando está, está encerrado y muy pocas veces me viene a abrazar y llenar de besos.

Antes la casa parecía tener vida, ahora parece que todos aquí nos morimos.

Cómo dije, papá nunca esta y hoy no es la excepción, estoy sola, los escoltas podrían contar si me mirarán para ir a jugar, pero no, cuando se los pido, siempre dicen que no pueden jugar conmigo. Es triste.

Pero da igual, solita me puedo entretener.

Tomo el balón de basquetbol, bajando las escaleras y avanzando al patio de atrás. Estoy más de cuatro horas ahí, que al final, dejo de jugar y dejo que el balón se vaya lejos.

No da igual.

Creo que antes era igual, estar sola en la casa, pero tenía amigos que venían a verme, que jugaban conmigo, con quién podía hablar. No le puedo hablar a el Señor Bigotes sobre mis preciosos problemas por que no me responde. Lo único que puede soltar es un maullido cuando le aplastó una pata.

Me siento en el piso, las nubes grises se condensan sobre mi cabeza, los rayos truenan de una manera escalofriante... Pero me siento menos sola aquí, me gusta fingir que la naturaleza empatiza conmigo y que en cada brisa de aire, me susurra palabras de aliento.

—Todo sería más fácil si me dejarán adoptar un gato —mascullo a la nada.

Pero es que es la verdad.

Suspiro, acostándome en el mismo piso, extiendo mis manos y piernas, separando estás, así quedó como una bonita estrella en el círculo rojo en medio de la cancha de básquet.

—Yo creo que sería muy bonito tener un gatito, dicen que los gatos naranjas son más traviesos, pero eso equivale a qué son activos, ¿No? —reflexiono, cerrando los ojos cuando la lluvia comienza a caer—, yo tengo mucho tiempo y mucha energía guardada para jugar con él. Aunque la verdad no importa el color ni como sea, tener compañía de algo vivo sería suficiente. Y los gatitos tienen poder de consuelo, yo lo cuido y le doy todo mi amor, el se acurruca en mi regazo si quiero llorar...

La lluvia me empapa, pero no me muevo de mi lugar, total, una gripe más, una gripe menos...

—O un perrito, amo a los perros también, son un amor todos y ellos necesitan mucho, mucho, mucho amor, yo tengo mucho... O un loro, un hurón, un conejito... Joder, no me importa si es un ratón... Solo quiero que alguien se acurruque conmigo dos minutos al día.

𝗦𝗢 𝗜𝗧 𝗚𝗢𝗘𝗦 | 𝗙𝗔𝗡𝗙𝗜𝗖 𝗖𝗛𝗥𝗜𝗦𝗖𝗛𝗘𝗟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora