Capitulo 5. 𓃠

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Christopher.

Mi cuestionamiento sobre si llevarla a ese lugar o termina cuando la veo llevarse la botella de vino a la boca.

Tiene medio corridas las cortinas, pero la sigo viendo.

A otros les parecería absurdo. Es solo vino.

Pero no lo es cuando la ves todos los días beberse botella tras botella del mismo.

Anoche cuando ella y su padre se fueron me quedé despierto unas horas, pero al final, me quedé dormido, me despertó una botella estrellándose contra la pared.

¿Quien fue?

Rachel, claramente.

Al parecer su salida no fue bien.

La luz de alguna lámpara en su habitación estuvo prendida un buen rato y quizá a las tres de la madrugada se apagó.

Joder. Sueno como un maldito acosador, pero la tengo a lado, es imposible no darme cuenta de lo que hace o lo que pasa ahí.

—¿A dónde van a ir? —insiste Sara como por milésima vez—. Quiero...

—No seas chismosa —cubro su rostro con mi mano para empujarla para atrás ligeramente—. Ya me voy. No sé a qué hora regrese, así que...

—Yo me encargo de tu padre —me manotea la mano—. De todas formas, intenta no regresar tan tarde. Y si te vas a llevar la motocicleta, conduce con los cascos, con cuidado y...

—No soy un niño, Sara —bufo.

—Eres mi hijo. Me preocupo por tu bienestar y el de mi nuera.

Ruedo los ojos. Ni caso decirle que no lo es.

—Da igual, ya me voy.

—Dame un abrazo antes de. O no te doy permiso.

Frunzo el ceño.

—No.

—Dame un abrazo, Christopher —se pone seria—. Ya, que no se ve bien que un Morgan llegué tarde.

Me pellizco el puente de la nariz. Joder.

Hubiera preferido que me dejara en la puerta de un orfanato a tener que lidiar con estás cosas.

Le doy uno muy corto, pero ella aprovecha para besarme la mejilla y apretarme con su fuerza contra ella.

—Que orgullosa estoy —me pellizca la mejilla—. Mi bebé al fin dejo de tirarle del pelo a su amor platónico y ya la invitó a salir.

—Sara —me quejo entre dientes—. Suéltame.

—Algún día me vas a tener que decir cómo es que pasaron de eso a esto.

—Ni en sueños. Ya. Suéltame.

Lo hace, sonriendo ampliamente.

—Vayan con cuidado.

Ajá.

Salgo de la habitación y me bajo las escaleras hasta el garaje donde está la motocicleta. Saco dos cascos y salgo de la propiedad, avanzando solo hasta la puerta de la casa de Rachel.

Le dije que está hora. Son las 7:00 pm.

En punto.

Bajo de la motocicleta para tocar la puerta. Tarda creo que dos minutos y entonces la tengo frente a mi. La mirada semi desorientada no me gusta, pero prefiero no decirle nada.

—¿A dónde vamos?

Reparo su atuendo. Lleva unos jeans ceñidos a sus piernas, un top morado y una sudadera en sus manos.

𝗦𝗢 𝗜𝗧 𝗚𝗢𝗘𝗦 | 𝗙𝗔𝗡𝗙𝗜𝗖 𝗖𝗛𝗥𝗜𝗦𝗖𝗛𝗘𝗟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora