Tres mil millones de latidos

18

Bosco bajo el vidrio de su auto viendo la cara de asustado de Pedro Pablo, Suspiró para después indicarle que subiera.

Lo vio como abrochó su cinturón, notó como su cuerpo temblaba de manera discreta, la forma en que estaba callado cuándo siempre parecía que tenía algo que decir.

- Te estás escapando de tú casa, cierto? -

- No - Mintió - Y ya vámonos -

- No, y no quiero causarte problemas así que será mejor que te lleve frente a tú casa -

- De todas maneras me van a castigar - Murmuró - Ya debieron darse cuenta de mi ausencia - Justo su celular empezó a sonar, Era su mamá.

- Puedes decirle que estabas tomando aire -

- Pon el auto en marcha - Ordenó

Bosco puso el auto en marcha, Pedro Pablo rebotaba su pie una y otra vez.

- Es la primera vez que te saltas tu hora de dormir ? -

Resopló - No tengo hora de dormir -

- Salomón comentó otra cosa - Sonrió de lado

- Salomón dice tonterías - Hizo una pausa y lo miró - No soy un niño pequeño -

- Ah ... Y ésto lo estás haciendo para probar lo contrario? -

- No, ésto lo estoy haciendo por ti - Abrió los ojos sorprendido ante su tan impulsivo comentario.

Bosco guardo silencio durante varios minutos que para Pepa eran eternos.

- No he sido el Alfa más amable contigo, te he dicho comentarios fuera de lugar ... Pero tú aún sigues siendo  demasiado buena persona y amable aunque no lo merezco en realidad.. este mundo no te merece -

Lo miró detenidamente - Eso que significa? -

- Que eres como mm una estrella brillante -

El corazón de Pedro Pablo estaba acelerado.

- Creó que soy como el sol - Murmuró con una sonrisa

Bosco soltó una carcajada y Pedro Pablo también rió.

- Que humilde eres -

- A veces - Hizo un gesto para restarle importancia con la mano.

- Gracias por acompañarme -

- De nada -

- Si quieres puedes dormir y te levantaré cuando lleguemos-

- No tengo sueño -

- Lo veo en tus ojos, sostén el volante -

- Que ? ... - Dijo angustiado mientras Bosco se giraba al asiento trasero para tomar su suéter de capucha, después se la dió a Pedro Pablo.

Retomó su actividad - Nunca hagas eso cuando conduzcas -

- Porque me estás dando tu suéter - Preguntó curioso

- Para que no te de frío - Dijo con obviedad.

Pedro Pablo se la puso e inmediatamente se sintió rodeado por el aroma de Bosco lo que hizo que su cuerpo se relajara por completo.

- Puedes reclinar el asiento -

- No me voy a dormir -

- Ok -

Pedro Pablo estaba mirando el paisaje, le mando un mensaje rápido a su mamá que estaba bien y que regresaría mañana temprano, ella solo le puso caras enojadas, empezó a parpadear hasta que se quedó profundamente dormido.