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Parte 3: No hay Retorno.

Habíamos cruzado una línea que no tenía vuelta atrás. Lo que empezó como un desesperado intento por conseguir dinero para salvar a Miguel se transformó en una espiral que nos llevó cada vez más lejos de quienes éramos. Lionay, que antes era solo mi hermano mayor y protector, se convirtió en alguien que apenas reconocía. Hizo contactos con personas que estaban en la misma movida que nosotros, y pronto ya no solo robábamos, sino que también empezamos a vender marihuana.

Vivíamos en un barrio complicado, donde las oportunidades eran escasas y la desesperación abundaba. Allí conocimos a otros chicos que estaban tan perdidos como nosotros, o quizás aún más. Dylan, Jake y Nico fueron los primeros en acercarse. Al principio, solo nos ayudaban en algunos cortes, pero pronto se convirtieron en parte de nuestra familia. Ya no éramos solo Lionay y yo en esto; ahora éramos un grupo, una especie de pandilla. Nos apoyábamos unos a otros, aunque sabía que el camino que habíamos elegido solo nos llevaría a más oscuridad.

Las cosas se complicaron cuando comenzamos a vender marihuana. Lionay se había metido de lleno en el negocio, y aunque al principio solo vendíamos a conocidos, pronto empezamos a distribuir a más personas en el barrio. La plata empezó a entrar, pero con ella también llegaron los problemas. Había que cuidarse de la policía, de otros grupos que no querían competencia, y de la creciente tensión que sentía en casa.

Intentábamos mantener a Ivette al margen de todo. Ella ya tenía quince años, y aunque la manteníamos alejada de nuestras "actividades", no era tonta. Sabía que algo pasaba. A veces, me miraba con esa mezcla de preocupación y confusión, y yo no sabía cómo explicarle lo que estábamos haciendo. Sabía que ella sospechaba, que podía ver los cambios en Lionay y en mí, pero no quería arrastrarla a este mundo que habíamos creado.

Recuerdo una noche en particular, cuando volvimos de un golpe. Dylan, Jake, Nico, Lionay y yo estábamos en la cocina contando el dinero y separando lo que habíamos conseguido. Había risas, bromas y ese sentimiento de camaradería que se había vuelto nuestra nueva normalidad. Pero cuando Ivette entró en la cocina, las risas se apagaron. Su mirada lo decía todo: estaba asustada, preocupada, y probablemente sabía más de lo que queríamos admitir.

"¿Qué están haciendo?" nos preguntó, su voz llena de duda y temor. Nadie respondió al principio, y Lionay solo le dijo que no se preocupara, que todo estaba bien. Pero yo sabía que no estaba bien. Nada de esto lo estaba. Intentábamos protegerla, pero en el fondo sabía que tarde o temprano descubriría la verdad.

La vida que llevábamos ahora era una montaña rusa de emociones. Había días en los que todo parecía ir bien, y otros en los que sentía que estábamos a un paso del abismo. El dinero que conseguíamos era más de lo que habíamos imaginado al principio, pero también era más peligroso. Con cada nuevo contacto, con cada nuevo golpe, me sentía más atrapada en este mundo.

No podíamos retroceder. Estábamos demasiado metidos, demasiado comprometidos. Y aunque nos habíamos hecho cercanos con otros chicos del barrio, sabía que el camino que habíamos elegido nos estaba cambiando de formas que nunca imaginé. Lionay, que siempre había sido mi roca, ahora era alguien que tomaba decisiones que me aterraban. Y yo, que siempre lo había seguido, ahora me encontraba en un punto en el que no sabía si podría seguir haciéndolo sin perderme completamente.

Ivette seguía siendo nuestro punto débil. Intentábamos mantenerla a salvo, fuera de este mundo, pero cada día era más difícil. La vida que llevábamos ahora no era la que habíamos planeado cuando llegamos a Argentina. Nos habíamos convertido en algo que nunca imaginé, y aunque había momentos de camaradería y risas, también había un oscuro conocimiento de que estábamos jugando con fuego.

No sabía cuánto tiempo más podríamos mantener esta fachada, cuánto tiempo más podríamos seguir viviendo así antes de que todo se desmoronara. Pero lo único que sabía con certeza era que, a pesar de todo, debía proteger a Ivette, aunque eso significara sacrificar lo poco que quedaba de mi antigua vida.

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Los Tecueme.. 

Mañana dejo otro Nuevo Capitulo.