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Parte 5: Regreso a Los Santos

Seis meses después de nuestra última gran movida en Argentina, dejamos atrás ese país que nos había marcado de tantas maneras y regresamos a Los Santos, la ciudad donde todo comenzó. Volver a ese lugar fue como abrir una vieja caja de recuerdos, algunos felices y otros dolorosos. Mientras el avión aterrizaba, mi mente se llenó de imágenes de nuestra infancia, de los lugares que habíamos conocido y de las personas que habíamos dejado atrás. Sabía que tanto Ivette como Lionay también estarían reviviendo esos momentos en silencio.

Nos instalamos en un barrio nuevo, lejos de las calles que solíamos recorrer cuando éramos niños. Marissa estaba con nosotros, cargando a los mellizos, y con su panzita asomándose, esperando la llegada del nuevo bebé. A su lado estaban Dylan, Jake, Hades, Connor y Nico, quienes nos habían seguido desde Argentina. Éramos más que una banda; éramos una familia, y aunque todo era diferente, estábamos listos para empezar de nuevo, continuar con la red y fortalecer lo que habíamos construido.

Sin embargo, no todo era tan simple. Aunque habíamos dejado Argentina, no pudimos dejar atrás los problemas que nos perseguían. Lionay había recibido extrañas llamadas en las semanas previas a nuestra partida, y aunque intentó ocultar su preocupación, Ivette y yo notamos el cambio en él. Sabíamos que algo no estaba bien. Las amenazas seguían, como sombras que no podíamos sacudirnos.

Soffia Aymmar, nuestra inesperada aliada en la policía, decidió pedir su traslado y seguirnos hasta Los Santos. Aún me pregunto por qué lo hizo, por qué decidió arriesgar tanto por nosotros. Ella seguía ayudándonos, manteniéndonos un paso adelante de los problemas, pero su lealtad era un misterio que no podía resolver.

Los primeros días en Los Santos fueron extraños. Todo parecía igual, pero al mismo tiempo, todo era diferente. Caminaba por las calles del nuevo barrio y sentía una mezcla de nostalgia y desasosiego. Estábamos aquí para empezar de nuevo, pero el pasado no nos soltaba. Sabía que las llamadas que atormentaban a Lionay eran solo el principio de algo más grande, algo que no podíamos ignorar.

Miraba a Ivette y a Marissa, a los chicos que nos habían seguido desde Argentina, y me preguntaba cuánto tiempo podríamos seguir así. Queríamos un nuevo comienzo, pero sabía que no sería fácil. Las sombras de Argentina nos habían seguido hasta aquí, y aunque teníamos el apoyo de Soffia y la fuerza de nuestra familia, el futuro seguía siendo incierto.

A pesar de todo, sabía que seguiríamos adelante, como siempre lo habíamos hecho. Los Santos nos había marcado en el pasado, y ahora, estábamos aquí para reclamar nuestro lugar, para continuar con la red que habíamos construido. Pero en el fondo, siempre estaríamos mirando por encima del hombro, esperando el próximo golpe, el próximo desafío. Sabíamos que no podíamos escapar de nuestro pasado, pero estábamos decididos a enfrentarlo juntos, pase lo que pase.


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