Conversaciones Inesperadas

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El sol de la tarde bañaba la habitación de Chloe con una luz cálida mientras ella se debatía entre la idea de llamar a Ethan o dejar pasar más tiempo. Las palabras de su madre seguían resonando en su mente, dándole valor para intentarlo. Finalmente, se armó de coraje y tomó su teléfono, marcando el número de Ethan con los dedos temblorosos.

El sonido de la llamada esperando ser contestada se prolongó por unos segundos que parecieron eternos, hasta que la voz de Ethan rompió el silencio.

—Hola —dijo él, su voz tranquila pero un poco distante.

—Hola, Ethan —respondió Chloe, tratando de sonar casual—. Solo quería saber cómo estabas... ¿No saliste de vacaciones a algún sitio?

Hubo una breve pausa antes de que Ethan respondiera.

—No, me quedé en casa. No tenía muchas ganas de viajar este año.

Chloe sintió un ligero remordimiento en el pecho al escuchar eso. Sabía que la razón de su apatía probablemente tenía que ver con todo lo que había sucedido entre ellos.

—Oh... bueno, pensé que te habrías ido a algún lugar —dijo Chloe, buscando un tema más liviano—. ¿Y qué has hecho en todo este tiempo?

Ethan dudó por un momento antes de contestar.

—Bueno... he estado leyendo mucho. Me terminé el libro que estábamos leyendo juntos, *Universidad Arcana* de Ariel David. Estuvo súper bueno.

Chloe se sorprendió al escuchar eso. Habían empezado a leer ese libro juntos antes de que todo se complicara, y nunca pensó que Ethan lo terminaría solo.

—¡De verdad! —exclamó Chloe, sintiendo una mezcla de nostalgia y alivio—. Sí, la verdad es que es un libro genial. Quizás te lleve otro libro de él. ¿Cuál te gustaría leer?

Ethan se tomó un momento para pensar antes de responder.

—Creo que me gustaría leer *Tinta de Sangre*. Parece bueno, según he visto en los resúmenes.

—Ese también está en mi lista. ¡Podríamos leerlo juntos! —propuso Chloe, casi sin pensar, dejando escapar un poco de la esperanza que sentía.

Para su sorpresa, Ethan no rechazó la idea.

—Sí, podría ser interesante —respondió él con suavidad.

La conversación continuó, fluyendo de manera sorprendentemente natural. Hablaron sobre libros, sobre pequeñas cosas cotidianas, e incluso recordaron algunos momentos divertidos que habían compartido en el pasado. Era como si por un momento, el dolor y la tensión que había entre ellos se hubieran desvanecido, dejándolos volver a ser los amigos y compañeros que alguna vez fueron.

Después de un rato, Chloe sintió que era momento de despedirse. No quería presionar demasiado, pero el hecho de que hubieran podido hablar como antes le daba un poco de esperanza.

—Bueno, supongo que debería dejarte descansar. Gracias por hablar conmigo, Ethan. Significa mucho para mí.

Ethan tardó un segundo en responder, pero cuando lo hizo, su voz sonó un poco más cálida.

—Gracias a ti por llamar, Chloe. Hablamos pronto, ¿vale?

—Sí, claro. Cuídate.

—Tú también.

Cuando colgó, Chloe se quedó mirando el teléfono, una mezcla de emociones recorriéndola. Sabía que las cosas no estaban arregladas, pero esa conversación le había dado una pequeña chispa de esperanza. Tal vez, solo tal vez, aún había una oportunidad de sanar lo que se había roto entre ellos.

El Síndrome del Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora