El día comenzó con un cielo despejado, un contraste marcado con la tensión que había sentido la noche anterior. Después de la conversación con Juan, dormí mal, las dudas y el temor ocupando mi mente. Me desperté temprano, antes de que él lo hiciera, y decidí aprovechar el tiempo para pasear por los jardines de la mansión. Era un lugar hermoso, con flores y árboles que creaban un ambiente tranquilo, casi irreal para todo lo que estaba pasando en nuestras vidas.
Mientras caminaba, me encontré con Carmen, quien estaba en medio de sus tareas matutinas. La saludé con una sonrisa forzada y le agradecí el café que había preparado para mí. Carmen, con su carácter comprensivo, notó mi estado y se acercó con una mirada de preocupación.
—Señorita Isabel, ¿todo está bien? Parece que no ha dormido bien.
Negué con la cabeza y traté de mantener la calma. No quería preocuparla más de lo necesario, así que respondí con sinceridad parcial.
—Solo tengo mucho en la cabeza, Carmen. Pero gracias por preguntar.
Carmen asintió, pero su mirada permaneció en mí con una mezcla de curiosidad y preocupación. Después de un breve intercambio, me despedí y seguí explorando los jardines, tratando de despejar mi mente.
Al regresar a la mansión, encontré a Juan en el comedor, ya vestido para el día. Me saludó con una sonrisa que intentaba ser tranquilizadora, pero su mirada me decía que todavía estaba preocupado por la noche anterior. Me uní a él para el desayuno, y aunque la comida fue deliciosa, no pude evitar sentirme incómoda bajo el peso de las preguntas no dichas.
—Juan, ¿hay algo que no me estés diciendo? —pregunté, rompiendo el silencio que se había instalado entre nosotros.
Él levantó la vista de su taza de café, mirándome con seriedad. Sabía que mi pregunta había sido directa, pero no me importaba. Necesitaba respuestas, y estaba decidida a obtenerlas.
—Isabel, ya te he dicho que no quiero que te involucres en mis problemas. Pero la verdad es que hay cosas que están fuera de mi control y que podrían ponerte en peligro —dijo, con una voz grave y preocupada.
—¿Peligro? ¿Qué tipo de peligro? —insistí, mi voz temblando ligeramente.
Juan suspiró y se reclinó en su silla, buscando las palabras adecuadas para explicarlo sin alarmarme demasiado.
—Hay asuntos en los que estoy involucrado que son complicados y peligrosos. No quiero que te sientas amenazada, pero necesito que entiendas que mi vida no es tan sencilla como parece.
Mientras hablaba, podía ver la carga emocional en su rostro. Había algo en su expresión que me decía que estaba enfrentando una situación que lo superaba, algo que iba más allá de lo que me había contado.
—Lo entiendo, Juan —dije, intentando calmarlo—. Solo quiero que me digas si hay algo que pueda hacer para ayudarte o para protegerme a mí misma.
Juan se levantó y se acercó a mí, tomándome de las manos con una intensidad que me hizo sentir que estaba a punto de desmoronarse. Sus ojos estaban llenos de una desesperación que nunca había visto antes.
—Isabel, lo más importante es que te mantengas segura. Y para eso, necesitas mantenerte alejada de ciertos asuntos. Hay gente que no dudaría en hacerte daño para llegar a mí.
Sus palabras resonaron en mi mente, haciéndome sentir una mezcla de miedo y determinación. Sabía que no podía seguir viviendo con esta incertidumbre, y que necesitaba tomar decisiones que garantizaran mi seguridad y mi bienestar.
Después de nuestro intenso intercambio, Juan y yo decidimos pasar el día fuera de la mansión. Quería distraerme y aprovechar la oportunidad para conocer más sobre el entorno que me rodeaba. Juan eligió llevarme a un mercado local, un lugar vibrante y lleno de vida que contrastaba con la solemnidad de la mansión.
El paseo fue una mezcla de colores, sonidos y olores que me hicieron sentir más conectada con la realidad que me había rodeado durante tanto tiempo. Mientras explorábamos, intenté disfrutar el momento y dejar de lado las preocupaciones que me atormentaban. Pero, a medida que el día avanzaba, las preguntas seguían rondando en mi mente.
Regresamos a la mansión al caer la noche, y mientras cenábamos, Juan parecía más relajado, al menos en apariencia. Me contaba historias sobre su infancia y anécdotas que me hicieron reír. Aunque el ambiente era más ligero, la sensación de incertidumbre seguía presente.
Después de la cena, Juan sugirió que fuéramos a dar un paseo por el jardín. Estaba deseando la tranquilidad de la noche para hablar de cosas más personales, alejados del bullicio del día. Caminamos en silencio durante un rato, hasta que Juan se detuvo y miró las estrellas.
—Isabel, quiero que sepas que, a pesar de todo, estoy feliz de tenerte en mi vida. Eres una luz en medio de toda esta oscuridad —dijo, su voz cargada de sinceridad.
Sentí un nudo en la garganta al escuchar sus palabras. La conexión entre nosotros era más fuerte de lo que había imaginado, y a pesar de las dificultades, había momentos en los que me sentía profundamente conectada con él.
—Gracias, Juan. Aprecio mucho lo que has hecho por mí, y entiendo que estás tratando de protegerme de lo que no puedo comprender —respondí, con la voz temblando.
Él se giró hacia mí, sus ojos brillando bajo la luz de la luna. Me tomó de la mano y la apretó con ternura, transmitiéndome una sensación de seguridad que necesitaba desesperadamente.
—Vamos a enfrentar esto juntos, Isabel. Lo que venga, lo haremos juntos —dijo, su mirada llena de determinación.
Con esas palabras, me sentí un poco más tranquila. Aunque sabía que los desafíos que enfrentábamos eran grandes, también entendía que no tenía que enfrentarlos sola. Juan estaba a mi lado, y eso, por ahora, era suficiente para darme esperanza.
El resto de la noche transcurrió en un silencio cómodo, ambos conscientes de que nuestras vidas estaban entrelazadas de una manera que no podíamos cambiar. Al final del día, me sentí un poco más segura, y aunque las preguntas seguían presentes, la certeza de que estábamos juntos en esto me daba una renovada fuerza para enfrentar lo que el futuro nos deparara.
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𝕸𝖆𝖋𝖎𝖆: In The Morning 🚬💵 Juansguarnizo X Tnજ⁀➴𝑰ssabel ⌇🟡
FanfictionIssabel era una joven universitaria en Colombia, conocida por su curiosidad y ganas de explorar el mundo. A pesar de su inocencia, se juntaba con amigas de mala fama, relacionadas con narcotraficantes. Los rumores en la universidad decían que Juan S...