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Los meses de embarazo pasaron con una rapidez sorprendente, llenos de momentos que parecían una mezcla de rutina y descubrimientos. Aunque los primeros días estuvieron marcados por mis preocupaciones y los ajustes necesarios, con el tiempo, me adaptaba a las nuevas realidades de mi vida. El embarazo trajo consigo una serie de emociones intensas, desde la ansiedad y el miedo hasta la alegría y la esperanza.

Al principio, el cambio más notable fue cómo Juan comenzó a involucrarse más en cada aspecto de mi vida y el embarazo. Su cariño y atención se volvieron aún más evidentes. Desde las primeras ecografías hasta las consultas médicas, él siempre estaba a mi lado, mostrando una preocupación genuina y un amor que me sorprendía.

Las mañanas comenzaron a ser un ritual especial. Juan se aseguraba de que tuviera todo lo que necesitaba para empezar el día con energía. A menudo, preparaba un desayuno nutritivo y lo llevaba a mi habitación, acompañado de una sonrisa cálida. Su gesto simple, pero lleno de cariño, me hacía sentir apreciada y cuidada de una manera que nunca había experimentado antes.

A medida que mi barriga crecía, Juan también se volvía más atento con cada pequeño detalle. Se ocupaba de las compras para el bebé, desde la ropa hasta los muebles, con una dedicación que me hacía sonreír. Sus gestos eran a menudo sutiles, pero reflejaban un compromiso profundo y una preocupación por nuestro bienestar. Si alguna vez me sentía incómoda o tenía algún anhelo, él siempre estaba dispuesto a hacer lo posible por satisfacer mis deseos, desde una comida específica hasta un cambio en el entorno para mi comodidad.

Las noches eran momentos especiales para nosotros. Aunque el estrés del trabajo y las responsabilidades seguían siendo parte de nuestras vidas, Juan encontraba tiempo para estar conmigo. A menudo, nos sentábamos juntos en la terraza, compartiendo conversaciones tranquilas bajo el cielo estrellado. La serenidad de esos momentos me ayudaba a desconectar de las tensiones y a sentirme conectada con él de una manera profunda.

Durante los meses siguientes, el cariño de Juan no se limitó solo a las palabras. Sus acciones hablaban más fuerte que cualquier declaración. Me abrazaba tiernamente cada vez que me veía cansada, y sus caricias en la barriga me hacían sentir una conexión especial con el bebé que estábamos esperando. Juan se convirtió en un pilar de apoyo constante, siempre dispuesto a escucharme y a brindarme el consuelo que necesitaba.

El cariño que Juan mostraba también se reflejaba en cómo se relacionaba con la gente que estaba cerca de nosotros. Sus amigos y asociados notaron el cambio en él, y a menudo comentaban sobre lo mucho que se había suavizado desde que había tomado la decisión de ser parte de mi vida y de la del bebé. Su actitud era la de un hombre comprometido y responsable, y ese cambio se notaba en cada interacción.

A pesar de las dificultades y los desafíos, estos meses de embarazo fueron una etapa de crecimiento y adaptación para ambos. La relación con Juan se fortaleció, y su amor se convirtió en una fuente de fortaleza y esperanza. Los momentos compartidos, las conversaciones íntimas y el cuidado constante me hicieron sentir que estábamos construyendo algo más grande que nosotros mismos: una familia.

Miraba hacia el futuro con una mezcla de emoción y nerviosismo, sabiendo que lo que nos esperaba era una nueva etapa llena de sorpresas y desafíos. Pero, a través de todo esto, tenía la certeza de que con Juan a mi lado, cualquier obstáculo podría superarse y cualquier sueño podría hacerse realidad.

𝕸𝖆𝖋𝖎𝖆: In The Morning 🚬💵 Juansguarnizo X Tnજ⁀➴𝑰ssabel ⌇🟡 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora