El sol apenas se asomaba por el horizonte cuando desperté esa mañana, con una sensación de inquietud que no lograba sacudirme de encima. Juan seguía fuera, en Monterrey, lidiando con los problemas de sus negocios, y aunque me había prometido que volvería pronto, ya habían pasado varios días sin noticias de él.Mi cuerpo se había acostumbrado a su ausencia, pero mi mente seguía anclada en esa confusión constante de emociones que sentía hacia él. A veces lo extrañaba, lo cual me aterraba. Extrañar al hombre que me había arrebatado mi libertad no tenía sentido. Pero, de alguna manera, la presencia de Juan había comenzado a volverse una especie de refugio en medio de este caos.
Cada día que pasaba, mi embarazo avanzaba, y el bebé seguía creciendo dentro de mí. Las patadas eran más frecuentes, más fuertes, y cada vez que sentía uno de esos movimientos, algo en mi corazón se iluminaba. Era una conexión profunda, una que no lograba entender del todo, pero que sabía era real.
Esa mañana, decidí pasear por los jardines de nuevo, como solía hacer para despejarme. A pesar de que la finca estaba rodeada de altos muros, los jardines siempre me ofrecían un pequeño respiro, una ilusión de libertad que me ayudaba a sobrellevar los días.
Mientras caminaba, una de las sirvientas de la casa, Marcela, se me acercó con una sonrisa amable. Marcela era una de las pocas personas con las que había entablado una especie de amistad desde que llegué aquí. Su rostro siempre transmitía una calma reconfortante, algo que agradecía en medio de la tensión que vivía día a día.
—¿Cómo te sientes hoy, Isabel? —me preguntó con suavidad.
—Bien... creo —respondí, aunque en realidad no estaba del todo segura—. Es solo que... han sido días largos sin Juan aquí.
Marcela me miró con comprensión, como si supiera exactamente lo que estaba pasando por mi cabeza. Había trabajado para Juan durante años, y aunque no hablaba mucho sobre él, intuía que entendía más de lo que dejaba ver.
—Es normal que te sientas así —dijo—. Estás pasando por muchas cosas. El embarazo, la ausencia de Juan... pero debes saber que todo saldrá bien.
Asentí, agradecida por sus palabras, aunque dentro de mí seguía sintiendo esa mezcla de emociones. ¿Todo saldría bien de verdad? ¿Cómo podía estar segura de eso en un mundo tan lleno de peligro y caos?
—Gracias, Marcela —murmuré—. No sé qué haría sin alguien con quien hablar.
Ella me sonrió de nuevo y, tras asegurarse de que todo estaba en orden, se retiró. Yo seguí caminando un rato más, intentando disfrutar de la tranquilidad del jardín, pero mis pensamientos seguían regresando a Juan. ¿Qué estaba haciendo en Monterrey? ¿Estaría bien?
***
Esa tarde, mientras descansaba en mi habitación, escuché el ruido de autos llegando a la finca. Mi corazón dio un vuelco. Era la misma sensación que tenía cada vez que él volvía. Me levanté con cuidado y caminé hacia la ventana, espiando entre las cortinas. El auto negro que reconocía tan bien se detuvo en la entrada, y lo vi bajar, impecable como siempre.
Juan había vuelto.
Me quedé quieta por un momento, sin saber cómo sentirme. Parte de mí se sentía aliviada de que estuviera de regreso, pero otra parte estaba nerviosa. No sabía qué esperar de él después de tantos días fuera.
Escuché los pasos firmes de Juan subiendo las escaleras, acercándose a la puerta de nuestra habitación. Cuando entró, su mirada se suavizó al verme, pero también noté un brillo en sus ojos, como si algo lo preocupara. Sin decir una palabra, se acercó a mí y, de manera instintiva, envolvió mis manos con las suyas. El contacto me sorprendió, pero no lo aparté.
—¿Todo bien? —pregunté, tratando de romper el silencio.
—Todo está bajo control —respondió, aunque no parecía completamente convencido—. Monterrey fue... complicado, pero nada que no pueda manejar.
Asentí, sin saber cómo responder. Había una tensión en el aire, una que no lograba descifrar del todo. Entonces, inesperadamente, Juan bajó la mirada hacia mi vientre y sonrió de una manera que rara vez veía en él.
—Te extrañé —dijo, con una sinceridad que me desarmó—. Y también a nuestro hijo.
Esas palabras me dejaron sin aliento. No esperaba que Juan hablara de esa manera, y por un momento, la distancia que sentía entre nosotros pareció desvanecerse.
—Yo... también te extrañé —confesé, aunque todavía me costaba entender por qué lo hacía. Parte de mí seguía siendo consciente de mi situación, de que estaba aquí por obligación, no por elección. Pero las líneas entre el secuestrador y el hombre que se estaba convirtiendo en algo más para mí seguían difuminándose.
Nos quedamos en silencio unos momentos, solo sintiendo el calor de nuestras manos unidas. Y, aunque sabía que había mucho que todavía no entendía, en ese momento me permití sentir la calma de estar cerca de él.
***
Esa noche, después de la cena, Juan me sorprendió con una pequeña revelación. Mientras estábamos sentados en la sala, rodeados por la tranquilidad de la finca, me miró con esa intensidad que siempre me dejaba sin palabras.
—Isabel, quiero que sepas algo —dijo, su voz más baja de lo habitual—. He estado pensando mucho en ti, en nosotros, y en lo que viene. Sé que nuestra relación no empezó de la mejor manera... pero quiero que sepas que haré todo lo posible por cuidar de ti y de nuestro hijo.
Sus palabras me golpearon como una ola. No esperaba una declaración así, y aunque sabía que Juan no era alguien fácil de leer, en ese momento sentí que estaba siendo completamente honesto. Había algo más profundo detrás de esas palabras, algo que me hacía pensar que tal vez, solo tal vez, había una posibilidad de que las cosas cambiaran.
—Gracias, Juan —respondí, sin saber qué más decir—. Yo... también quiero lo mejor para nuestro hijo.
Nos miramos por un largo rato, y en ese silencio, supe que algo había cambiado. Quizás era una pequeña esperanza, una chispa de algo que no lograba entender del todo, pero que sabía estaba ahí.
Y aunque el futuro seguía siendo incierto, por primera vez en mucho tiempo, sentí que tal vez, solo tal vez, podría encontrar una manera de seguir adelante en medio de este caos.
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𝕸𝖆𝖋𝖎𝖆: In The Morning 🚬💵 Juansguarnizo X Tnજ⁀➴𝑰ssabel ⌇🟣
ФанфикIssabel era una joven universitaria en Colombia, conocida por su curiosidad y ganas de explorar el mundo. A pesar de su inocencia, se juntaba con amigas de mala fama, relacionadas con narcotraficantes. Los rumores en la universidad decían que Juan S...