Deckard Shaw lleva una vida aparentemente tranquila junto a su esposa, la encantadora y enigmática Camila Harrison. Sin embargo, la serenidad de su matrimonio se ve interrumpida cuando Camila recibe una oferta irresistible para regresar a su antiguo...
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Camila había sido localizada por unos agentes ella casi les dispara en la cara por sorprenderla a sus espaldas, pero decidió confiar en cuanto mencionaron el nombre de Hobbs.
La chica subió a la camioneta en donde se encontró con Tej, Román — ¿Y ustedes que hacen aquí?
—Nos hicieron lo mismo que a ti.— respondió Román— Tej y yo tomábamos una cerveza.
Camila rodó los ojos— ¿Quién esta detrás de esto?
Sus amigos no dijeron nada, tenían la misma pregunta desde hace minutos. ¿Quién se tomaría el tiempo de buscarlos?
No tardaron en llegar a una base militar, la chica quiso llamar a su hija, pero decidió esperar a conocer al hombre que estaba detrás de esto y del ataque hacia Deckard.
Al bajar saludó a Brian el cual venía en otra camioneta, ambos se acercaron a un hombre mayor y Dominic.
—La inteligencia sugiere que Ramsey será llevada por un convoy armando por los montes del Cáucaso. Si salen de las montañas, las perderemos para siempre.—explicó el hombre en cuanto el equipo se acercó a una mesa.
—A ver si entendí. ¿Solo hay un camino para entrar o salir? Precipicios de los dos lados, y un convoy protegido por un pequeño ejército del infierno a kilómetro y medio en cada dirección.
—Si, más o menos.—le respondió el mayor.
Camila decidió ser caso omiso a las palabras de Román, la chica comenzó a jugar Candy Crush y ya iba por el nivel 100, la chica sonrió al ver que ganaba otro nivel con tres estrellas doradas.
—No pienses ese es mi trabajo.—escucho lo que le decía al militar.
—Es imposible trabajar ahí, es el punto más seguro de la montaña.—habló el hombre explicándole— ¿Por qué? Porque físicamente no hay acceso a él.
—Y eso es mejor, porque jamás esperarán que ataquemos desde ahí.—Camila dejó su juego por un segundo mientras veía a su amigo.
—Tiene un punto.—habló la morena— No están loco.— el hombre la miró con el juego aún abierto— ¿Soy o me parezco?—arqueo una ceja y el hombre negó mientras sus amigos se burlaban— ¿Qué opinas Dom?
—¿Aquí?—miró Dom el lugar— Parece que tenemos un plan.
—¿Y cómo piensan llegar hasta ahí?—preguntó el militar de ojos claros.
—Tej.—miró a su amigo.
—Creo tener un plan para eso.
—Ahí lo tienes.—sonrió la morena mientras volvía a su juego para seguir superando los niveles— No subestimes a las personas, ojos bonitos.
