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Cuando es hora de dormir, Yoko se siente un poco insegura. Faye se encargó de darle ropa de dormir y lo piensa, su esposa le ha dado mucho y ella ni siquiera recuerda las primeras palabras que intercambiaron. Además, no es lo mismo haberse despertado a su lado que irse a dormir con ella, pues aún sigue siendo una desconocida para Yoko.

Faye parece darse cuenta de sus preocupaciones cuando aparece en la habitación con su pijama puesto. Yoko está sentada en el lado derecho con una expresion pensativa.

—Yo entiendo que esto es dificil para ti—dice la mujer llamando su atención—. Yoko, te aseguro que no te haré daño nunca en la vida, ni siquiera haré algo que no quieras, tú pide y se te dará.

Yoko asiente. —Entonces pido una explicación de por qué pareces la lider de una mafia peligrosa con tanto lujo y seguridad—juega en su oración.

—Porque lo soy.

La mira unos segundos, buscando la sonrisa divertida, el indicio de una broma, pero Faye está completamente seria mientras se sienta del otro lado de la cama. Yoko no teme ante ella, solo siente curiosidad.

—¿De verdad?

—Sí.

—Oh.

Yoko comprende ahora, todo tiene sentido. Por un momento la invade una sensación extraña de peligro, mas Faye toma su mano con cautela y la acaricia, llevandosela a los labios dejando un beso pequeño en los nudillos.

—Soy peligrosa—advierte—. Todo el mundo me teme, yo te protegeré de todo mal, amor.

Y Yoko se derrite por ella.

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Cuando es hora de viajar a Tailandia finalmente, Yoko habla con su madre por telefono. No sabe como, pero Faye contactó a la universidad y logró darle una semana libre siempre y cuando los trabajos que les enviarán por mail sean hechos y entregados. Ahora, Yoko se siente feliz de poder volver a ver a su familia. Aunque no haya pasado tanto tiempo, de todas formas ha extrañado su hogar.

Faye estuvo a su lado la mayor parte del tiempo, pues la mujer tenía asuntos que atender y era mejor que Yoko no se involucrara en ellos. Su esposa es bastante buena, aunque haya dicho ser tan poderosa y peligrosa, Yoko ve a un osito abrazable cuando están solas, siempre buscando la forma de tocarla, respetando sus peticiones, dandole apodos y sonriendo para hacerla sentir mejor.

Cuando termina la llamada, Faye se acerca a ella lo suficiente para colocar su mano en su cintura y mirarla con adoración.

—Si se enteran que me casé sin ellos saberlo o estar presentes...—Yoko niega—... Creo que es mejor que diga que eres mi novia antes de que ellos lo sepan, ¿no crees?

Faye sonríe. —Todo lo que pidas, amor.

Las mejillas de Yoko se colorean en un rojo fuerte cada vez que usa esos apodos, siempre sintiendo su corazón calido y protegido. Todo en ella se calma cuando Faye está cerca. Pero ahora lo está demasiado, con su aliento mezclandose con el de Yoko, respirando a la otra, de repente sus latidos son furiosos, rápidos. Tiene la necesidad de besarla, de sentirla completamente cerca.

No lo hace.

—Es hora de irnos—Faye se aleja tomando su mano y guiandola por el camino.

Yoko suspira de forma audible y Faye se ríe de ella.

Yoko suspira de forma audible y Faye se ríe de ella

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gangsta | fayeyokoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora