🌑Cap 11🥋

14 2 0
                                    

Las sombras

Azen se encontraba siendo superado por su oponente mientras este presumía.

Azen protestó en un chasquido y se lanzó nuevamente a atacarlo, el otro volvió a bloquear su golpe y continuaron en un intercambio de ataques hasta que el chico se corrió hacía un lado para atacarlo por el costado, pero nuevamente el otro lo bloqueó con su arma y contraatacó con una patada giratoria directo a su rostro. Azen escupió un poco de sangre, pero enseguida se puso de pie a continuar con la batalla, Atzuo continuaba viéndolos tranquilamente desde una esquina junto con el resto de miembros del clan disfrutando de ese intercambio de cortes, finalmente el sujeto decidió acabar la batalla tomando al chico desprevenido lanzando un tajo directo a su cuello pero... este con su mano libre agarró el filo de la espada de manera sorpresiva a pesar de que le cortará un poco la mano y se impulsó dando una vuelta en el aire lanzando una patada descendente directo a la cabeza de su enemigo, este en respuesta soltó su arma y se bloqueó rápidamente agarrando la pierna del chico y agitándolo hasta lanzarlo, pero este en el aire clavó su espada en el techo del dojo usándola como freno y luego se impuso hacia el suelo a gran velocidad agarrando la katana que había soltado el sujeto tomándolo por sorpresa dándole varios golpes consecutivos en el rostro dejándolo muy herido y tumbado en el suelo.

-Hablas demasiado para ser un asesino -comentó Azen estando agitado por la batalla, su padre se acercó y colocó la mano en su hombro.

-Bien hecho, con esto finalmente has completado la prueba para poder tener un arma real -le dijo orgulloso-, sígueme, te la daré cuanto antes.

Azen lo siguió sin resistencia, Atzuo lo guío hasta la herrería del clan donde estaban todas las armas, allí agarró una katana corta envuelta en un pañuelo rojo.

-Esta será tu arma por ahora, debes saber que una tradición del clan es que recibas un arma mejor cuando logres matar a más de 200 personas -le dijo entregándole la katana-, tu aún no has matado a nadie, así que tienes un largo camino por recorrer -el chico se quedó admirando el arma en sus manos, era liviana y fácil de empuñar, perfecta para alguien pequeño como él-, aunque... Todavía hay una prueba que no superas y eso me tiene algo preocupado.

Azen bajó la cabeza y apretó sus dientes recordándolo, a pesar de que habían pasado dos años, había algo que no podía superar todavía, la habitación oscura, cada vez que entraba la ansiedad y el medio se apoderaban de él, su trauma era demasiado grande y se quedaba inmóvil sin poder hacer nada.

-¿Es realmente necesario esa prueba? -preguntó el chico dudoso guardando su nueva arma caminando a la salida.

-Si no lo haces nunca podrás dominar las sombras y por tanto no serás un verdadero asesino, las habilidades sombrías son muy necesarias en nuestro trabajo, sin ellas hubiéramos muerto miles de veces -le dijo Atzuo caminando a su lado-, espero que superes esos traumas inútiles, sino no podré terminar de enseñarte.

(...)

Ese día al terminar Azen decidió dar una vuelta cerca de las montañas, pero sin atravesar la barrera, quedándose en la zona segura, aveces lo hacía para despejar un poco la mente y descansar del duro entrenamiento, en eso escuchó unas voces y se acercó a un claro donde parecían haber dos niños jugando, los observó desde la distancia viendo claramente el aspecto de ambos.

Ambos parecían tener más o menos su edad, uno de ellos era de cabello rubio y largo amarrado en una larga trenza con algunos mechones al costado de su rostro, tenía los ojos azules, vestia con ropa elegante llevando un pantalón de campana con unas zapatillas negras y una camisa blanca de mangas largas.

El otro poseía cabello anaranjado y corto estando en punta, sus ojos eran marrones, vestía con un short rojo y una chaqueta del mismo color abierta sin camisa, además traía un gorro con forma circular en la cabeza.

Soul Knight: MemoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora