46.

829 57 1
                                    

Vio

Las navidades con tres niños pequeños no fueron fáciles, pero sobrevivimos a ellas.

Primero nos perdimos la nochebuena y el veinticinco por estar en el hospital cosa que a Kiki no le gustó nada, ya que eren sus fiestas favoritas, pero acababa de dar a luz y tuvimos que estar mínimo cuarenta y ocho horas.

Tras la vuelta a casa toco que los niños conocieran a su hermana más a fondo y la primera noche no fue fácil. Jimena llevo muy mal que a su hermanita se la hiciera más caso que a ella pese a que Kiki y yo se lo explicamos. Así que si la pequeña lloraba por hambre, Jimena la imitaba. Eso fue muy duro hasta que una noche Duque y ella se sentaron en la alfombra a jugar a las casitas con Playmobil y Duque le iba explicando que en vez llorar cuando llorase Valeria, ella debía ayudarnos a nosotras.

A raiz de esa conversación Jimena, ya no lloraba a la vez que Valeria, sino que corría por casa con pañales y toallitas pensando que siempre que lloraba era porque necesitaba que la cambiasemos. Hasta que entendió que también lloraba por hambre o simplemente por dolor o por incomodidad. Fueron días de aprendizaje para todos, ya que la bebé era nueva para todos.

A todo eso se le sumaban las visitas. Jass y Tana se pasaban casi todos los días, no solo para ver a los niños, sino por ayudar, y es que con tres niños todas las manos son pocas, Kiki y yo no sabíamos cómo ibamos a agradecérselo. Alex, Almu y mini Alex también vinieron un par de días sueltos a vernos, hasta que mini Alex pillo un virus y le prohibimos la entrada. Rus se pasaba cuando podía, la pobre andaba bastante liada con líos de faldas. Juanjo, Martin y Eliot vinieron a casa solo un día, después Eliot pillo celos porque el también quería un bebé y ya no pudieron venir porque el niño montaba pataletas. Mis suegros y mi cuñado estuvieron unos días en casa de mi hermana y Jass, celebramos con ellos el año nuevo  y fueron de gran ayuda con los niños, sobre todo Emma que nos enseñó a diferenciar los llantos de la pequeña.

Mi padre dijo que vendría más adelante, así cumplía por mi cumpleaños, pero a Kiki no le gustó esa opción. A si que el día dos por la mañana montó a los niños en el coche y bajamos a Motril. Un camino de cuatro horas y media, lo hicimos en seis. Fuimos directamente a casa de mi abuela y cuando llegamos y pudo conocer a la pequeña se ilusionó muchísimo. Ella no se esperaba aquello, pero mi padre, él si que no se esperaba una llamada de mi abuela diciendo que fuera urgentemente, cuando llegó y nos vio al pobrecito se le saltaban las lágrimas.

Mi madre es un caso a parte, casi mejor no hablar con ella. Tana no la hablaba y yo lo justo y lo necesario. No la dijimos que estábamos allí y le rogamos a mi padre que no lo hiciera hasta nuestra vuelta. Fue una visita breve ya que no quisimos bajar los regalos de reyes y había que volver a abrirlos. Por lo que el mismo cinco volvimos a casa.

Jimena comprendió el día de reyes lo bueno de tener una hermana tan pequeña, abrió sus regalos y los de su hermana. Si la dejamos abre hasta los nuestros, menos mal que nuestro niño estaba súper atento.

La mañana de hoy, iba muy mal. Primer día de cole de la vuelta de navidad. Kiki y yo nos habíamos propuesto llevarles andando todos los días y hoy ya íbamos mal. Jimena no quería desayunar, a Duque se le pegaban las sabanas y la peque tenía mucha hambre por lo que Kiki estaba dándola el pecho mientras yo corría de un lado para otro intentado que los niños me hiciera caso. Pedí ayuda a Kiki con los ojos y me siguió a la habitación de Duque con la peque comiendo.

- Duque. Tienes dos minutos para levantarte a desayunar. Vas al colegio sin desayunar y me da igual

Al escuchar a Kiki decir eso el pequeño se levantó corriendo y se sentó a la mesa. Le susurré a Kiki un leve gracias y ella me cogió me la mano, me besó y me llevo al salón

- Jimena, en tres minutos te quito el desayuno. A partir de ahora si no hacéis caso a mamá y tengo que intervenir yo, estáis castigados. No se con que pero castigados. ¿Entendido?

- Si

- Acabad ya y a vestirse

- Gracias amor

- Gracias nada, deben entender que mandamos las dos. Mira que contenta está nuestra pequeña. Cada día se parece más a ti

- ¿En esos ojos tan verdes?

- Tendrá mi color de ojos y mi nariz, pero es lo único, luego es igual de perfecta que tú. Tu forma del ojo, tus labios, tu color de piel, tu hoyuelo, tu sonrisa

- Para anda

- El día después de tu cumple hace un mes

- Mama ya estamos vestidos

- Genial, los zapatos y los abrigos

- Quiero que cojas a Valeria, Vio. Tengo que hacer pis y terminar de vestirme

- Dámela y ves

Kiki salió corriendo mientras yo tenía a la pequeña en brazos y admiraba su perfección. Duque y Jimena se sentaron a mi lado a ver a Valeria

- Mami. Val va a ser calva

- No Duque, Valeria no es calva

- No tene mucho pelo

- Ya Jimena porque es muy pequeña, no tiene ni un mes

- ¿Y lo tendrá como tú o como yo o como Jimena o como mami?

- Ni castaño claro como tú, ni rubio como Jimena, negro como mama lo más seguro

- Ya estoy. Abrigos y esta niña al carro. Ponle las dos mantas, que no pase frío

- Kiki amor la vamos a ahogar

- No amor ni la vamos a ahogar el frío de Madrid es seco. Venga vamos. Las mochilas

- ¿Que vais a hacer esta mañana?

- Pues limpiar la casa. Que han pasado las navidades y no hemos limpiado. Ir a hacer la compra

- Que rollo mejor ir al cole

- Si cariño

Llegamos al colegio y primero dejamos a Jimena que entraba cinco minutos antes, al igual que salía cinco minutos antes. Previo a irse con su profesora se soltó de la mano de sus compañeros y fue a darle un beso a Valeria y a Duque. Cuando fuimos a dejar a Duque también dejó un beso en su hermana pequeña y se fue.

Sin duda alguna Chiara y yo no podríamos estar haciéndolo mejor. Habíamos logrado que nuestros tres hijos, que eran muy diferentes entre si fueran una familia muy unida. Esa era la mejor herencia que le podíamos dejar, según Kiki, ser hermanos que se lleven bien y que estén unidos toda la vida.

El nexo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora