Capítulo 5

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Han pasado cinco días desde que Erick y yo empezamos a trabajar en el collage. Nos hemos sumergido en el proyecto, dedicando horas interminables, tanto de día como de noche. La última noche antes de la presentación, estoy exhausta pero decidida a que todo salga perfecto. Con las manos temblorosas por el cansancio, reviso los últimos detalles, pero mi cuerpo, al límite, se rinde y me quedo dormida sobre el escritorio, rodeada de fotos y notas.

Cuando siento una mano cálida que me sacude suavemente. Es mamá, quien, al ver mi estado, no puede evitar preocuparse.

—Zoe, amor, despierta —dice con su voz suave mientras me acaricia el cabello—. No es bueno que duermas aquí. Necesitas descansar bien antes de la presentación.

Despierto despacio, sintiendo cómo el sueño aún pesa sobre mis párpados.

—Gracias, mamá, pero no hay tiempo —respondo adormilada, tratando de mantener los ojos abiertos—. Necesito prepararme para llegar a tiempo a la universidad.

Mamá suspira y sonríe con ternura.

—Zoe, son las 2 de la mañana. Todavía tienes tiempo, además, tú salud es más importante que cualquier presentación. Vamos, a la cama —insiste mientras me ayuda a levantarme—. Yo me encargo de terminar lo que queda aquí.

Con las piernas pesadas y la mente nublada, me dejo guiar por ella hacia mi habitación. Una vez en la cama, mamá me arropa cuidadosamente, asegurándose de que estoy cómoda antes de salir en silencio de la habitación. No tarda mucho en que el cansancio me venza y me sumerja en un sueño profundo.

Al amanecer, los primeros rayos de sol se cuelan por las cortinas y me despiertan. Me levanto con rapidez, aún con los nervios a flor de piel. Me ducho rápidamente, me visto y tomo un desayuno ligero, pero el nudo en mi estómago apenas me permite comer. Salgo de casa, con una mezcla de ansiedad y emoción, rumbo a la universidad.

Al llegar, noto con inquietud que Erick aún no ha llegado. Cada minuto que pasa sin su presencia aumenta mi ansiedad. Finalmente, después de lo que parece una eternidad, Erick aparece, visiblemente agitado y con el cabello despeinado.

—¡Erick, ¡¿dónde demonios has estado?! —le digo, la frustración y el alivio mezclándose en mi voz mientras me acerco a él—. La presentación es en menos de una hora y aún hay cosas por hacer.

—Lo siento, Zoe, tuve un contratiempo en el camino —responde él, respirando profundamente para calmarse—. El tráfico estaba horrible, y luego tuve que hacer algunos ajustes de última hora. Pero estoy aquí ahora. Voy a buscar la carpeta con los documentos finales que dejé en mi casillero. Mientras tanto, ¿puedes alistar los últimos detalles del collage?

Asiento y él se marcha apresuradamente mientras yo me concentro en los ajustes finales. La presión de la situación me hace sentir cada vez más nerviosa, y mientras intento colocar una de las fotos en su lugar, siento una presencia que se acerca. Al levantar la vista, me encuentro con Vanessa, que se acerca con una sonrisa maliciosa.

—Vaya, qué sorpresa verte aquí —dice Vanessa, su tono cargado de sarcasmo—. ¿Todavía intentas hacer que tu collage sea perfecto? Realmente no entiendo por qué te esfuerzas tanto. Es tan obvio que esto no es para ti.

Sus palabras me hieren, pero me esfuerzo por mantener la compostura. No puedo permitir que me afecten justo antes de la presentación. Respiro hondo y le devuelvo la mirada con determinación.

—Vanessa, no estoy aquí para escuchar tus comentarios. Estamos trabajando duro y dándolo todo para que nuestro proyecto sea lo mejor posible. Si no tienes algo positivo que decir, te agradecería que te fueras —respondo, tratando de sonar segura.

Rivales y Amantes en la Ciudad EternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora