El sol apenas empieza a asomarse cuando bajo las escaleras de mi casa. La mañana está llena de una energía que mezcla el nerviosismo con la emoción del viaje inminente. Mi familia está reunida en la cocina, preparándose para la despedida.
—Buen día, amor —exclama mi mamá con una sonrisa radiante—. ¡Hoy es el gran día!
Si, ya ha pasado una semana desde que tuvimos esa reunion con Erick y el encuentro con Vanessa.
—Sí, mamá —respondo con una sonrisa que intento ser igual de radiante—. Estoy lista para el viaje. Solo espero no olvidar nada.
Mi mamá me abraza con fuerza, mientras mi papá, que está preparando el desayuno, se acerca para darme un beso en la mejilla.
—No te preocupes por nada —dice mi papá—. Todo está en orden. Solo disfruta, aprende y cuídate mucho. Ya sabes que ir a un nuevo país siempre es algo hermoso y también peligroso así que siempre ten tu celular en mano y cargado. Y recuerda que tu hermano estará de vuelta en Italia en una semana, así que si necesitas algo, no dudes en llamarlo.
Mi hermano, que está en la cocina, se une a la conversación con una sonrisa.
—Así es, no te preocupes, Zoe. Estaré de vuelta en Italia en una semana. Si necesitas algo, llámame. Estaré siempre disponible para ayudarte en lo que necesites.
—Gracias, hermano —digo—. Lo tendré en cuenta.
Mi mamá, con lágrimas en los ojos, me mira con orgullo y amor.
—Te vamos a extrañar mucho. Eres nuestra pequeña aventurera. Diviértete mucho y no olvides llamarnos. Queremos saber todo sobre tu viaje.
Me agacho para acariciar a mis perritas, Molly y Bella, que me miran con ojos tristes.
—Voy a extrañar a estas chicas también —digo tratando de contener las lagrimas—. Cuídalas bien mientras estoy fuera.
Pasados diez minutos finalmente el conductor asignado llega para llevarme al aeropuerto. Después de abrazar y despedirme de mi familia, subo al auto, sintiendo una mezcla de ansiedad y emoción mientras me alejo de casa.
Al llegar al aeropuerto, me bajo y me dirijo a la entrada donde Erick ya está esperando.
Camina hacia mí mientras en cuanto me ve y me saluda con un gesto amistoso.
—Hola, Zoe. ¿Lista para el viaje?
—Hola, Erick —respondo—. Sí, estoy lista. Aunque un poco nerviosa.
Antes de ir a la zona de embarque ambos nos dirigimos a una cafetería muy linda del aeropuerto para tomar un café antes de abordar el vuelo. Mientras esperamos. no pude evitar fijarme en una chica que al parecer trabaja de mesera. Tenia algo especial, un encanto sencillo y una calidez que parecían envolver el lugar. Su cabello castaño claro caía en una coleta alta, con algunos mechones sueltos que enmarcaban su rostro de una manera natural y despreocupada. Su piel era suave y clara, y había un rubor sutil en sus mejillas que se intensificaba cuando sonreía, algo que hacía con frecuencia y de una forma que parecía auténtica, como si realmente disfrutara estar allí, en medio de todo el ajetreo.
Llevaba una camisa blanca de manga corta impecable y un delantal verde menta que combinaba perfecto con su mirada amable, unos ojos grandes y brillantes de color avellana que se encontraban con los de cada cliente sin prisa, como si realmente les dedicara un momento a cada uno. Era linda, pero no de la forma obvia; era el tipo de chica que iluminaba el lugar con su presencia y lo hacía sentir menos impersonal. Había algo reconfortante en ella, como si trajera un pequeño respiro de paz en el caos del aeropuerto.
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Rivales y Amantes en la Ciudad Eterna
RomanceZoe Valtier y Erick Hallwort, enemigos desde la infancia, se reencuentran en la universidad de Zoe, donde ambos son seleccionados para un intercambio a la universidad de Roma. En la vibrante Ciudad Eterna, la rivalidad que ha definido su relación co...