𝜗 𝒄hapter 𝒔𝒊𝒙 𝜚

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✩ˑ ━━ ❛ 𝓒𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝓢𝐈𝐗 ❜ ┊ೃ
¡ 𝒔𝒖𝒔𝒑𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏𝒔  !

























—¿Irás a verme en eso del tourney? —preguntó Jay siguiéndome.

Solté un suspiro cansado pues Jay llevaba lo que quedaba de la mañana siguiéndome a cada rincón al que iba, suplicándome que lo fuera a ver a su entrenamiento de... ¿de qué? Yo sé que era un deporte, pero nada del que hubiera oído antes. Aunque parecía ser famoso aquí en Auradon.

—Gone...

—¡Jay! Déjame en paz y vete a tu partido. Tengo cosas más importantes que hacer. —le dije caminando rápido, tratando de alejarme de él.

—¿Cómo que, eh? —se paró frente a mí para detenerme, pero le pasé por un lado y él hizo un ademán de tomarme de la muñeca como impulso, pero al segundo se detuvo—. Goneeee.

Bufé fastidiada de él ya que no me dejaba en paz. Caminé a la biblioteca con él detrás. Jay comenzó a susurrar pues al entrar al lugar, todo mundo lo mandó a callar y él cerró la boca con vergüenza. Me siguió hasta la sección encantada de la biblioteca. Jay se recostó en el estante con los brazos cruzados mientras seguía parloteando y suplicando que lo acompañara pero estaba concentrada en encontrar el libro que estaba buscando.

Control mágica mental.

Desde que llegué y puse un pie en Auradon, no había noche que no oyera cierta voz llamando desde la lejanía. No se lo había dicho a nadie, ni siquiera a Jay porque no estaba segura de mis sospechas. Y estaba segura que si le digo, empezará a acusar a mi madre. Lo estaba considerando también, pero no me era posible por la distancia y la barrera mágica.

—¿Desde cuando sabes leer? ¿Y por qué control mental? —lo miré ofendida por la primera pregunta.

¿Este idiota me tomaba por idiota?

Suspiré negando con la cabeza, aburrida del hijo de Jafar. Seguí pasando las páginas del libro que tenía en manos buscando la información que necesitaba en ese momento. Pero las manos de Jay me lo arrebataron y lo alejó de mí para que no se lo quitara.

—¿Desde cuando te interesa el control mental? ¿A quien quieres controlar? —preguntó, mirándome con el ceño fruncido.

Lo miré hastiada y le quité rápidamente el libro. Lo mantuve contra mi pecho y volví a mirar el chico, mientras pensaba en cómo hacer la pregunta que estaba formulando en mi mente. No sabía si se iba a ofender, pues Jay jamás hablaba del tema. Pero necesitaba saber.

—Jay, ¿qué sabes de tu madre? —de inmediato su expresión y su postura cambió a una más dura y rígida. Tragué grueso pensado que la había cagado, al ver su mueca de asombro y con algo de tristeza. Pero no desistí.

—¿Por qué lo preguntas? —inquirió él esta vez, despegando su hombro del estante.

—¿Jamás te preguntaste quién fue ella o qué pasó? —seguí, dando un paso hacia adelante, quedando frente a él. Jay no se movió y se me quedó viendo con curiosidad. Al oír mi pregunta, sus ojos se entrecerraron.

—Sí, sabes que sí, Gone. —hizo una corta pausa—. ¿Es por tu padre?

Mamá jamás me habló de él. Nunca supe quién era, o es. Ni que fue lo que pasó con ellos. Si estaba vivo o muerto. Siempre tuve curiosidad, pero mis preguntas jamás tuvieron respuesta, sino una espalda que mirar. A mamá tampoco le gustaba que hablara de él, tuve que aprender a las malas que la palabra 'papá' no debía de existir en mi vocabulario.

—¿Qué ocurre? —volvió a hablar, con la preocupación inundando su tono de voz, acción que le dio calorcito a mi oscuro corazón.

—No lo sé. Yo... no lo sé. He estado escuchando a alguien llamándome. Una voz. —él iba a hablar, pero sabiendo lo que iba a decir no lo deje decir ni una palabra—. No creo que sea ella, ¿sabes? —Jay frunció el ceño—. ¿Cómo podría? Estamos a kilómetros. La barrera no la dejaría. Además, mamá no es bruja.

Jay frunció los labios, considerando lo que dije. Él sabe que tengo razón, pero no lo acepto ni lo negó. Suspiró, recostándose otra vez en el estante que tenía al lado.

—Olvídalo, esto es ridículo. —negué con la cabeza—. Vas tarde a tu primera práctica.

—¡Mierda! —exclamó en voz alta y los de la biblioteca lo mandaron a callar nuevamente—. Lo siento. —susurró, pero aún así le dieron una mala mirada—. Te dejaré para que sigas con tu investigación.

—Iré a verte si me da tiempo. —le di una sonrisa y él asintió, correspondiendo a mi acción.

Se dio vuelta y se fue dejándome sola allí. Suspiré, continuando con mi lectura esta vez sin distracciones ni compañía. Pensé demasiado pronto, cuando oí unos pasos cerca y percibí un olor familiar. Una figura que apenas conocía se arrimó a mi lado y observé aquella blanca sonrisa.

—Apenas empezaste las clases, ¿y ya estás estudiando para los exámenes? —el castaño frunció el ceño divertido—. Que responsable. Ojalá fuera tu. Que flojera, la verdad.

Cerré inconscientemente el libro, no dejándolo leer lo que yo. No pareció importarle pero alcanzó a leer el título del libro antes de que lo ocultara detrás de mi espalda.

—¿Control mental? ¿A quien quieres controlar, pequeña diablilla? Me ofrezco como voluntario. —alzo la mano—. Aunque, ya me tienes a tus pies, muñeca. —me guiño un ojo juguetón y yo reí, negando con la cabeza.

Flynn sonrió acercándose más a mi, hasta el punto de rozar nuestros cuerpos. Sus piernas cubiertas por su pantalón acariciaba las mías que estaban desnudas por mi corto vestido vino. Y su pecho estaba casi tocando mi brazo izquierdo.

—Así que... Gothel. —amplió su sonrisa al ver mi mueca.

—Ya te enteraste. —suspiré, mirándolo sobre mi hombro para ver un cambio de mueca. Pero no, seguía manteniendo su sonrisa.

—No fue muy difícil. Juraba que te había visto en otro lado. Tu ropa, tu habla, tus encantadores ojos y hermoso cabello. Este pequeño detallito. —dio un toque al collar de la flor dorada que llevaba colgando.

—¿No te molesta?

Flynn chistó. —Rhaena no se lo tomó muy bien. —puso una mueca.

—¿Y tú? —insistí, dando sin darme cuenta un paso hacia él. Entonces estábamos cara a cara, con nuestras rodillas tocándose y nuestros pechos rozándose.

Él se relamió los labios y bajo la mirada a los míos. —No me opondría si quisieras secuestrarme para mantenerte joven y hermosa. Encantado iría contigo, muñeca. —me guiñó un ojo sin apartar la mirada de mi.

Reí brevemente en lo que tomaba distancia. Sus palabras no tenían efecto en mi, no causaban esa sensación de emoción como las de Ben lo hacían. Mi corazón latía con normalidad y eso me dio tranquilidad.

—Sueñas despierto, Fitzherbert. —le dije dándome vuelta para guardar el libro en su lugar.

—Despierto o dormido, tú siempre estás en ellos.

Me di vuelta para mirarlo y sus ojos verdes ya lo hacían con aquel brillo y intensidad de la de esta mañana. Mi cuerpo me traicionó y mis piernas se debilitaron ante su poderosa mirada. Juraba que si seguía mirándome así, tendría que irme a cambiar de bragas.

—Debo irme, prometí a Evie ayudarla con... con...

—Esta bien. Te veré después entonces. —sonrió y me dejó ir aunque sabía que no se había creído mi mentira.

























✩ 𝓒𝐎𝐑𝐀𝐋 𝓝𝐎𝐓𝐄:
—nadie contestó mi anuncio así que use una ruleta 🤷🏻‍♀️ anyways, cortico pq ya es tarde y no tengo imaginación. tremenda cagada lo que salió

black roses   𖦹   ben bestia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora