Capítulo 4

163 16 0
                                    

No he vuelto a ver a Alex en toda la semana. Quizá es porque no salgo de casa y no me acerco a mi ventana. Me da mucha vergüenza volver a verle después de lo del otro día. Él iba a besarme y yo me aparté. No quiero que piense que paso de él porque no lo hago. Bueno, los últimos días sí.

Hace un rato mi madre me llamó y me dijo que en unos minutos estarán aquí. Intento limpiar rápido todo lo que he ensuciado esta semana. Meto papeles y envoltorios de chocolatinas en la basura y suena el timbre. Voy a abrir la puerta pero antes de que pueda hacerlo mi padre entra y deja las llaves en la cerradura. Después entra mi madre cogiendo las llaves.

-¿Por qué llamáis al timbre si tenéis llaves?

-Por si hay algún chico. Para que le de tiempo a esconderse -bromea mi madre.

Mi padre se acerca y me mira con el ceño fruncido.

-¿No hay ningún chico, verdad?

-No, papá.

-Bien, porque sino tu sorpresa se iría de nuevo a la ciudad.

¿Sorpresa? ¿Que sorpresa?

-¿Que sorpresa?

Mis padres se miran sonriendo y con una mirada cómplice.

-¡BRIIIII!

Jenn está en la puerta con una maleta. Alza los brazos y viene corriendo hacia mi. Me rodea el cuello con sus brazos y yo hago lo mismo sin poder creerme que esté aquí.

-¡AAAAAHHHHHHH! -gritamos las dos a la vez.

-Creo que esto no ha sido buena idea -oigo decir a mi padre.

-Es la mejor idea que habéis tenido nunca.

(...)

-Me aburro -dice Jenn tirada boca abajo en la cama.

-Y yo.

-¿Por qué no salimos?

-Porque son casi las diez y mi madre no nos va a dejar.

-Vamos a intentarlo al menos.

-Vale.

Salimos de mi habitación y vamos a la cocina donde está mi madre haciando no sé qué cosa.

-¿Mamá podemos salir?

-¿Adónde?

-A dar una vuelta.

-No.

-¿Por qué no?

-Porque no.

-Pero Josh ha salido.

-Sí porque es mayor de edad.

-Venga, por favor.

Mi padre entra en la cocina y se queda detrás de nosotras.

-¿Qué pasa?

-Que mamá no nos deja salir.

-¿Por qué no hacéis algo aquí?

-Papá nos aburrimos mucho. Vamos a morir si no hacemos nada.

Mi padre mira a mi madre que está negando con la cabeza. Conozco esa mirada de mi padre. En estos casos es el mejor padre del mundo.

-Esta bien... -dice mi madre- pero si volvéis más tarde de las doce estaréis castigadas el resto de vuestras vidas.

ImpronunciableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora