3- Corazón a medias

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PEDRI:

Quince minutos después apareció su primo en mi puerta con lágrimas en los ojos, mi novia inmediatamente se exaltó y corrió hacía él para abrazarle. Se quedaron así unos minutos y Gavi lloró fuerte, su cuerpo temblando y ahí me exalté yo. ¿Qué ha pasado?

Me acerco a pasos lentos para que no se den cuenta de mi presencia, pero Gavi se da cuenta y abre los ojos para mirarme, me estremezco ante la vulnerabilidad que presenta. Nuestras miradas se conectan y ninguno de los dos la aparta, la rompo y camino hacía la cocina para preparar un vaso de agua.

Una vez vuelvo veo que están sentados en el sofá del comedor, me siento al otro lado del chico y le doy el vaso, me sonríe y se lo bebe de un trago, Elisa repartía caricias por toda su espalda, yo solo me limito a observarles. Gavi deja el vaso encima de la mesa y junta sus manos en un gesto nervioso.

- Ha pasado algo con mis padres- hago ademán de irme, pero Gavi me coge de la mano y en ese momento vuelve a aparecer la corriente eléctrica que se expande por todo mi cuerpo dejando la piel de gallina a su paso.

- Quédate- asiento con la cabeza y me vuelvo a sentar a su lado, no me he dado cuenta, pero nuestras manos siguen entrelazadas y en ese momento puedo comprobar que es muy suave.

Entonces veo a Elisa viendo nuestras manos entrelazadas y las separo, su primo respira profundamente antes de volver a hablar.

- Todo el mundo me dice el niño de mamá, que soy muy afortunado de tenerla y que desean una madre como ella...- suelta un sollozo y su mirada se fija en el suelo- pero yo solo quiero una madre que me apoye y me quiera, no una que me diga que estoy malgastando mi futuro ya que no soy lo suficientemente bueno para estar en el primer equipo- entonces pienso en cómo me sentiría si mis padres no me apoyaran y lo entendí todo.

- ¿Puedo decir algo?- los dos se giraron en mi dirección y asintieron con la cabeza- me sabe mal decirte esto pero... a la mierda tus padres y tu familia- veo como frunce el ceño- no tienes que demostrar nada a nadie, solo a ti mismo y verás como todo fluirá- mi novia hace el gesto de que pare, pero no la hago caso- que les den y empieza a pensar por ti mismo, a partir de ahí ya verás cómo empezarás a comerte el mundo- se me queda mirando sin expresión, espero no haberla cagado porque yo quería ayudar.

Se levanta del sofá y estira su mano, me levanto y la estrecho, empuja mi cuerpo hacía el suyo y nos fundimos en un abrazo. No sé porque, pero me sentí en calma y como si fuera un escudo protegiéndome de todo lo de fuera. Acaricio su espalda y dejo el tiempo que necesite, me da un beso en el cuello, quemando la parte que me ha besado y la piel de gallina.

- Gracias Pedri... lo necesitaba- asiento con la cabeza- gracias por dejar que me quede en tu casa- me encojo de hombros.

- Quédate el tiempo que necesites- entonces mi novia se levanta y me coge de la mano, como si acabara de tener una idea.

- Te puedes quedar de forma permanente- yo no quería eso.

- No, no puede- Elisa me miró incrédula, ella ni siquiera sabe que su primo me ha tocado de forma... Y que me ha dicho que no me excita, está mal y lo entiendo. Pero si se queda permanentemente solo traerá problemas. Cojo sus manos y la miro fijamente a los ojos.

- Pedri, he dicho que se queda de forma permanente y punto- niego con la cabeza.

- Es mi casa y digo que no se va a quedar permanentemente- me suelta de las manos y me pega una bofetada.

Gavi suelta un grito, yo me quedo estático, no me esperaba eso de ella. Yo solo quería alejar a ese chico porque sé que quiere algo conmigo y me siento nervioso, porque tengo reacciones que no se deben y ella no se merece nada de eso.

El chico de la cena: un amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora