13- Nuestra primera vez

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TRES SEMANAS DESPUÉS:

GAVI:

Me levanté en la cama de Pedri, me giré para verlo y estaba durmiendo como un angelito. Sonrío por lo tierno que se ve y mi corazón empieza a latir rápidamente, porque lo ha dejado con Elisa y ha querido que yo esté ahí para él. No puedo evitar soñar con tener posibilidades, solo espero que para él no sea solo una distracción.

Intentando no despertarlo, quito su brazo de mi cadera y salgo de la cama para ir hacía la cocina. Tengo hambre y he pensado que podría hacer el desayuno para el canario menor.

Cuando llego a la planta baja, escucho la tele encendida, sé que está el hermano mayor ahí y pienso que puedo hablar un rato con él, intentar animarle después de la muerte de su madre.

Cuando entro en el comedor, veo que está Fer mirando un punto fijo en el suelo, como si estuviera en otro mundo y no se diera cuenta de la realidad. Me siento a su lado y pongo mi mano en su espalda baja para llamar su atención.

Inmediatamente regresa a la vida y me mira, tiene ojeras y sus ojos están rojos de tanto llorar. Pone su mano en mi hombro y da un apretón, intentando decir que está bien. Pero en el fondo sabe que necesita a alguien que lo abrace y lo consuele.

- Fer... no te lo guardes, saca todo lo que tengas dentro- agacho la cabeza e hizo un puchero. Dejé el tiempo que necesitara porque sé que rompería a llorar.

Después de un minuto, su cuerpo tembló y empezó a llorar. Rodeé su torso con mis brazos y apoyé mi cabeza en su hombro, dando a entender que estoy ahí siempre que necesite. Sus manos se aferran a mis brazos, las lágrimas cayendo libres por su cara.

Después de unos minutos el llanto cesó, soltaba sollozos pero no parecía que se iba a ahogar de las lágrimas. Nos separamos y me mira débilmente, después me hace una pequeña sonrisa y abro los brazos. Entiende lo que quiero decir y no tarda en rodear mi torso con sus brazos, esconde su cara en mi cuello y los míos rodean sus hombros.

- Gracias Gavi... lo necesitaba- niego con la cabeza y le doy un beso en el cabello, nos volvemos a separar y me levanto del sofá.

- Voy a hacerle el desayuno a tu hermano, ¿quieres algo?- me da una sonrisa con dientes y niega con la cabeza.

- Gracias pero no tengo hambre... ojalá tener una relación como la que tenéis tu y mi hermano- mis mofletes queman y sé que me estoy poniendo rojo.

- No estamos en una relación- se levanta y me da una palmada en la espalda.

- Todavía no, futuro cuñado- me suelta y empieza a caminar hacía el baño, pero antes de entrar se gira y me guiña el ojo.

Entra y me quedo pensando en cómo nos veríamos Pedri y yo si fuéramos pareja, me obligué a dejar de pensar en eso porque tal vez él no quiere una relación. Acaba de salir de una y su madre ha muerto hace poco.

Camino hacía la cocina y miro en la nevera a ver que le puedo preparar, decido hacer un huevo y beicon. Algo sabía cocinar, después cogí un vaso y lo llené de zumo de naranja. Lo puse todo en una bandeja y lo subí a su habitación.

Abrí la puerta con el codo y empujé con el culo, ya que tenía las manos ocupadas. Entré y vi que estaba el canario despierto, sobando los ojos con sus manos. Me ve y me regala una de sus perfectas sonrisas.

Se sienta apoyando su espalda en el cabecero de la cama y me acerco, pongo la bandeja en sus piernas y le doy un pico. Mira la comida y después a mí con una sonrisa iluminando su cara.

- Te quiero Gavi- mi corazón dió un vuelvo y me salió una sonrisa automáticamente.

- Te quiero Pedri- me coge de la nuca y une nuestros labios en un beso lento cargado de amor.

El chico de la cena: un amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora