2- Odio

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PEDRI:

Nos sentamos todos alrededor de la mesa, yo entre medio de mi novia y el que me han presentado como su abuelo, la verdad es que todos han sido simpáticos conmigo desde el primer momento y me halagaban por lo bien que jugaba al fútbol.

Delante de mí estaba el chico que prefería mantenerlo lejos, no quería volver a tener corrientes eléctricas como lo he sentido con él. Encima que estoy muy enamorado de mi chica y no se lo merece.

Se inició una conversación entre todos los participantes de la familia, menos él. Estaba callado y nunca ha dicho nada, se mantiene apartado de las conversaciones de la familia.

De vez en cuando nuestras miradas se conectaron y mi corazón saltaba, habían muchas miradas conectadas y en cada una él me sonreía divertido.

Decidí sacarle conversación, dejé la cuchara encima de la servilleta y junté mis manos para apoyar la barbilla, mis codos apoyados en la mesa.

- Gavi, ¿cierto?- la mesa se queda en silencio y el chico de ojos almendrados levanta la vista del plato para mirarme.

- Así es- todos estaban pendientes de nuestra conversación, se sentó bien y apoyó sus brazos en la mesa.

- Dime... ¿de qué equipo eres?- me mira con una ceja alzada como si le estuviera tomando el pelo.

- Del Barça obviamente- sonrío ampliamente y asiento con la cabeza- si digo que soy del Real Madrid me echan de la Masía- mi corazón se detuvo, ese chico estaba en un equipo del Barça.

- Vaya, no lo sabía- se encoge de hombros- pues a ver si te cogen y subes al primer equipo- nos miramos fijamente y nadie existía aparte de nosotros dos, no entendía porque me pasaba eso.

- No le llenes la cabeza de posibilidades que jamás van a ocurrir- su madre habló, rompí el intercambio de miradas para dirigirme a su madre.

- ¿Por qué? Si está en la Masía significa que juega muy bien y tiene posibilidades- tanto su madre como su padre negaron con la cabeza.

- No es cierto, está arruinando su vida con esa idea- por el rabillo del ojo veo como el chico agachó la cabeza para seguir mirando al plato- si se dedicase a estudiar, le saldría todo mejor y un futuro mejor- no me creo lo que están haciendo, quitando las ganas de seguir luchando por su futuro.

- Exacto- ahora hablaba su abuelo- está tan ilusionado que no ve la realidad, que hay muchos más chicos mejor que él- eso se me encogió el corazón, nadie de esa familia le apoyaba. Nadie les reprochaba, se quedaban en silencio mientras asienten con la cabeza.

- Sois todos unos imbéciles- me giré para ver a mi novia- le he visto jugar y tiene posibilidades de jugar en el primer equipo- le miro orgulloso de la novia que tengo, me giro para verle y veo cómo la mira con una sonrisa- yo sé que os va a callar bocas y con permiso...- dejó la servilleta en el plato y me miró, entonces entendí que la siguiera. Me levanté de la silla y mi novia mira a su primo, él se levanta también de la mesa- nos vamos a tomar el aire en el jardín- los tres salimos fuera el jardín y me quedo enamorado al ver como estaba, tenía una piscina y una casa de madera encima de un árbol.

Era verano, por eso la temporada se había terminado y nos estamos preparando a tope para la siguiente temporada. Veo como mi chica se quita la ropa para tirarse a la piscina, aunque sean las ocho de la noche, seguía estando el sol y hacía calor.

Me quedo mirando como su cuerpo se sumerge en el agua, la luz del sol hace que su piel brille y se vea preciosa igual que siempre. Estaba concentrado en mi chica, que no me he dado cuenta que Gavi se ha sentado a mi lado.

El chico de la cena: un amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora