El chico de la cena: un amor prohibido

7- Celos

GAVI:

Me desperté desubicado, ya que no conocía esta habitación, hasta que me acordé que estoy en la habitación de Fer y en su cama. Miro qué hora es y veo que son las dos de la mañana.
Me levanto de la cama y veo al canario mayor estirado en el sofá, agarro la manta y se la pongo encima para que no pase frío. Cojo el móvil y bajo a la cocina para comer algo ya que tengo hambre, intentando hacer el mínimo ruido ya que están todos durmiendo.

Pero por desgracia me encuentro a quien menos quería y evitaba a toda costa, Pedri. Estaba de espaldas y preparando algo de comer, me extraño ya que él duerme bastante temprano.

Paso de él y voy hacía el frigorífico para coger agua ya que tenía sed, cierro la puerta y por el rabillo del ojo veo como el canario menor me está mirando fijamente, intentando adivinar qué es lo que pasa por mi mente.

Cojo un vaso y lo lleno hasta arriba de agua, me doy la vuelta para salir de la cocina, pero Pedri me está impidiendo el paso. Igualmente me acerco e intento empujar su cuerpo para que me deje pasar, pero él tiene más fuerza y no se mueve ni un pelo.

- Aparta Pedri- niega con la cabeza y se acerca a mi, automáticamente doy pasos hacía atrás hasta que choco contra la encimera de la cocina. Su cuerpo está cerca del mío y pone sus manos en cada costado de mi cintura encima de la encimera.

- Tenemos que hablar...- niego con la cabeza, no quiero escuchar nada de lo que diga. Me ha hecho mucho daño, pero al final es culpa mía por pensar en tener una esperanza con él.

- No tenemos nada de que hablar, tú estás con mi prima y yo seguiré con mi vida- me bebo la agua de un trago y la dejo encima de la mesa- has vuelto con ella, solo diré que no os va a funcionar- pongo mis manos en su torso para empujar y salir de la cocina, pero coge mis muñecas y las pone detrás de su espalda, haciendo que lo abrace.

Remuevo mis muñecas para hacer que me suelte, pero es más fuerte que yo y me mantiene así, nuestras caras a centímetros de distancia. Por lo tanto nuestras respiraciones se mezclan y su mirada baja a mis labios mientras se muerde el suyo.

- Pedri...- sube la mirada a mis ojos- suéltame, entre tu y yo no va a volver a pasar nada- veo como sonríe, acerca más su cara y me da un beso en el cuello, haciendo que mi piel se erice.

- Como tu dijiste...- baja sus manos a mi culo para apretar, me tengo que morder el labio para que no se me escape un gemido. Sus labios se vuelven a poner en mi cuello y pasa la lengua de arriba abajo, mi polla se levanta interesada y odio que mi cuerpo reaccione a sus toques- si quieres follar duro, no dudes en venir a mi- me muerde el lóbulo de la oreja y se separa, mira a mi entrepierna y sonríe para después salir de la cocina con la comida que ha preparado.

Bajo mi mirada y abro los ojos como platos al ver que tenía una erección. Subo rápidamente a la habitación de Fer y voy a la ducha, pongo el agua fría y me meto debajo, para bajar la erección. Pero mi mente no ayudaba ya que me recordaba lo que ha pasado hace instantes en la cocina.

FER:

El despertador suena y me dan ganas de tirarlo a la pared, era un día que trabajaba y me daba mucha pereza. Me levanto del sofá y me encuentro a Gavi dormido en mi cama, sonrío y camino hacía la ducha, deseando que por lo menos pase algo divertido en el trabajo.

Salgo del baño y me encuentro al sevillano sentado, sobándose los ojos y no puedo morirme de ternura. Mi hermano es gilipollas si de verdad se queda con Elisa, ya que esa hija de puta le ha metido los cuernos y Pedri se empalma muy fácil con Gavi.

Me acerco y le revuelvo el pelo, hace un puchero y se toca el pelo para peinarlo ya que no le gusta que lo toquen. Antes de que me pueda girar, me coge de la mano y me mira como un perro mojado, algo quiere este chaval para que haga esa cara.