PEDRI:
Me despierto al día siguiente con un brazo rodeando mi cadera, frunzo el ceño ya que mi novia nunca ha hecho de cuchara grande. Giro la cabeza y me encuentro a la última persona que quiero ver, Gavi.
Me lo encuentro dormido, con la boca entreabierta y aprovecho que está durmiendo para ver sus facciones. Sus cejas bien cuidadas, su nariz única pero perfecta, sus largas pestañas y sus labios carnosos. No sé porque pero me dan ganas de besarlo, entonces recuerdo que no es mi novia la que me está rodeando el brazo.
Con cuidado de no despertarlo, aparto su brazo de mi cintura y me levanto de la cama para ir en busca de mi novia y solucionar las cosas. Una vez fuera de la habitación, pienso en que toda esta noche he dormido con su primo en mi cama, pero ha sido su culpa, no la mía.
Bajo las escaleras para ir al comedor y encuentro a mi novia estirada en el sofá, me acerco y me pongo con ella, tapándonos a los dos con la manta. Hago de cuchara grande, pero ella se gira y ahora estamos cara a cara.
Abre los ojos y me quedo embobado ante su profundidad, veo como hay duda en sus ojos y frunzo el ceño. Se levanta y se sienta en el sofá, hago lo mismo a su lado y espero que suelte lo que tenga en mente. Solo sé que no es algo bueno.
- Pedri...- presto toda mi atención en sus palabras, deseando que me crea y podamos seguir más unidos que nunca- tenemos que dejarlo...- mi corazón se detuvo y las lágrimas no tardaron en aparecer- un tiempo, tenemos que dejarlo un tiempo- desvio la mirada hacía el suelo.
Nos quedamos en un silencio incómodo, en mi mente viniendo las inseguridades y mis manos jugando en un tic nervioso, ella sé que me está mirando, esperando una respuesta por mi parte. Pero yo no estaba decidido a dejarla ir, así que vuelvo a poner mi mirada encima de ella con desesperación en los ojos.
- Elisa... dime en que fallo y lo arreglaré, quiero ser un mejor hombre para ti- cojo sus manos y reparto besos en las dos- pero no me dejes por favor, no quiero estar lejos de ti- hace un puchero y asiente con la cabeza.
- Vale Pedri, pero deja que el día de hoy me vaya para pensar las cosas, no quiero perderte, pero no quiero estar peleada contigo todo el día- asiento con la cabeza y suelto sus manos para acariciar sus mejillas, acerco mi boca a la suya y las uno en un beso delicado, uno que ella no me corresponde.
- Eres mi novia, no quiero un tiempo y si quieres que cambie en algo me lo dices- asiente con la cabeza y se levanta para sentarse en mi regazo.
Apoyo mi espalda en el respaldo del sofá y pongo mis manos en su cintura, las suyas están en mis hombros y me estremezco ante la intensidad de su mirada. Acerca su boca a la mía y me da un beso cargado de emociones. Mis pulgares acarician su cadera, mientras que sus manos suben a mi nuca.
Nos separamos y juntamos nuestras frentes, se separa y me mira con duda. Le sonrío para que me diga lo que piense y que no la voy a juzgar, parece entenderlo porque se acomoda mejor encima de mí y me da un pico antes de hablar.
- He quedado esta noche con mis amigas para salir de fiesta, ¿puedo?- frunzo el ceño y niego con la cabeza, subo mis manos a sus mejillas.
- Amor, no me lo tienes que preguntar. Eres libre de ir a donde tu quieras- me sonríe y nos fundimos en un beso largo cargado de emociones. Entonces escuchamos a alguien fingir una tos y nos separamos para mirarlo.
Estaba Gavi de pie, con la cara dormida y no puedo evitar morirme de ternura. Entonces recuerdo que esta mañana me han dado ganas de besarlo, pero por suerte no lo he hecho y lo he arreglado con mi chica. Elisa se levanta y abre los brazos en dirección a su primo, él no duda ni un segundo en abrazarla.
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El chico de la cena: un amor prohibido
RomancePedri está saliendo con Elisa, una chica de dos años menor a él, llevan dos años juntos. Todo iba bien hasta que Elisa le dijo que quería presentar su familia, donde un miembro, su primo, es Pablo Gavi. Ese chico siempre le ha llamado la atención, l...