El silencio que me rodea es opresivo, denso, como una manta pesada que me asfixia lentamente. La casa, que alguna vez fue un refugio, ahora es una prisión. Cada rincón, cada sombra, parece estar llena de mis propios errores, de las decisiones que me han llevado hasta aquí. La verdad es imposible de ignorar: he destruido todo lo que amaba. Y lo he hecho con mis propias manos, con esta maldita habilidad que creí que me permitiría salvar a Mark.
El libro todavía está en mis manos, una presencia fría y familiar. Lo dejo sobre la mesa, el sonido del golpe resonando en la sala vacía, como un eco lejano de lo que una vez fue mi vida. Me siento en el sofá, mi cuerpo se siente pesado, agotado, como si llevara el peso del mundo en mis hombros. Los pensamientos giran en mi mente, una espiral descendente de dudas y miedo que no puedo detener.
Mi mirada se pierde en el vacío mientras trato de procesar todo lo que ha sucedido. He pasado tanto tiempo tratando de cambiar el pasado, tratando de salvar a Mark, que no me di cuenta de lo que estaba sacrificando en el proceso. Y ahora, todo ha cambiado. Mark sigue muerto, y mi vida, lo que quedaba de ella, ha sido destruida de una manera que nunca imaginé. Lo peor de todo es que no sé si puedo confiar en mi propia mente. ¿Cuánto de lo que he vivido es real? ¿Cuánto de lo que he cambiado es producto de mi propia locura?
Me llevo las manos a la cabeza, mis dedos se enredan en mi cabello, tirando con fuerza, buscando algún tipo de alivio en el dolor físico. Pero no lo encuentro. Todo lo que siento es vacío, un abismo en mi pecho que se hace más profundo con cada segundo que pasa. La desesperación es una sombra constante, una presencia que no puedo ignorar, y empieza a ahogarme.
—¿Qué he hecho? —mi voz sale en un susurro quebrado, apenas audible en la soledad de la casa.
El eco de mis palabras se desvanece rápidamente, dejándome con el silencio que tanto temo. Miro a mi alrededor, buscando algún indicio de lo que he perdido, pero no hay nada. Las fotos han desaparecido, como si nunca hubieran existido. La vida que compartí con Mark se ha esfumado, borrada por mis propios intentos desesperados de cambiar el destino. Y ahora, me pregunto si fue todo en vano.
Una pregunta comienza a tomar forma en mi mente, una pregunta que he evitado durante tanto tiempo. ¿Qué me ha llevado hasta aquí? ¿Por qué no pude aceptar la muerte de Mark, dejar que el tiempo siguiera su curso, en lugar de intentar desafiarlo? La moralidad de mis acciones, que alguna vez justificaba con la idea de salvar a alguien que amaba, ahora se siente vacía, sin sentido.
El dolor en mi pecho es casi insoportable, una presión constante que amenaza con aplastarme. Me levanto del sofá y comienzo a caminar por la sala, mi mente es un torbellino de pensamientos y emociones que no puedo controlar. Cada paso que doy resuena en el suelo, un recordatorio de que estoy atrapada en esta realidad que yo misma he distorsionado.
Finalmente, me detengo frente a la ventana, mirando hacia la calle vacía. Afuera, el mundo sigue girando, indiferente a mi sufrimiento, a la destrucción que he causado. La luz del día comienza a desvanecerse, sumergiendo todo en sombras alargadas. Me siento tan distante de todo, tan desconectada. Como si la vida que alguna vez conocí estuviera en un sueño del que no puedo despertar.
El reflejo en la ventana me devuelve la mirada, una figura que apenas reconozco. Mis ojos están vacíos, apagados, como si la luz que alguna vez los llenó hubiera sido extinguida. La persona que solía ser ya no existe, reemplazada por esta sombra que no sabe quién es ni hacia dónde se dirige.
—¿Debo seguir? —murmuro, la pregunta está dirigida tanto a mí misma como al reflejo que me mira desde el cristal.
El reflejo no responde, pero la pregunta permanece, un eco constante en mi mente. ¿Debería seguir adelante? ¿Seguir intentando cambiar el pasado, sabiendo que cada intento solo ha traído más dolor y destrucción? ¿O debería aceptar la realidad, aceptar que Mark está muerto y que no puedo hacer nada para cambiar eso? La idea de renunciar, de dejar de luchar, es aterradora. Pero, ¿qué otra opción tengo?
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EFECTO MARIPOSA | [COMPLETA]
Misterio / SuspensoEl simple aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un tsunami al otro lado del mundo. No intentes cambiar tu pasado, puede que de haber sido distinto, todo hubiera sido peor. En 'Efecto Mariposa', te invito a sumergirte en la historia de Ma...