🌸 Antojos nocturnos🌸

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Era una noche tranquila en Konoha. La luna llena bañaba la aldea con su luz plateada, creando un ambiente apacible que contrastaba con el bullicio habitual del día. En el interior de una acogedora casa, Kakashi estaba sentado en el sofá, tratando de concentrarse en su libro de Icha Icha, aunque su mente no dejaba de divagar hacia su esposa, Sakura, que estaba en su séptimo mes de embarazo.

Desde que se enteraron del embarazo, Kakashi había intentado ser el esposo ideal, atendiendo todos los caprichos y antojos de Sakura, por más extraños que fueran. Había tenido que hacer viajes nocturnos al supermercado para conseguir ramen con pepinillos, pastel de chocolate con salsa de soya, e incluso una vez había cazado un grillo en su jardín porque Sakura "simplemente quería verlo saltar". Sin embargo, por más que intentaba, nada lo había preparado para lo que Sakura tenía en mente esa noche.

Sakura entró en la sala, su silueta resaltada por la luz de la luna que se filtraba por la ventana. Llevaba puesto un camisón cómodo, pero que dejaba al descubierto su creciente barriga, y una sonrisa juguetona que Kakashi reconocía bien. Decidió bajar su libro, pues cuando Sakura tenía esa sonrisa, algo peculiar estaba a punto de suceder.

— Kakashi.— Dijo ella en un tono que mezclaba dulzura y una pizca de travesura.— ¿Qué estás haciendo?

Kakashi cerró el libro y lo dejó a un lado.

— Estaba… intentando leer, pero creo que algo más interesante está por ocurrir, ¿me equivoco?

Sakura se acercó y se sentó a su lado en el sofá, dejándose caer con un suspiro exagerado que casi hizo rebotar a Kakashi en el asiento.

— Oh, no te equivocas en absoluto. Estaba pensando… que necesito hablar contigo de algo muy, pero muy importante.

Kakashi la miró con una mezcla de curiosidad y un poquito de nerviosismo. Cada vez que Sakura decía que necesitaba hablar "de algo muy importante", solía significar que él terminaría haciendo algo un poco ridículo, como ponerse un disfraz de rana gigante para "hacer reír al bebé en la barriga".

— ¿Algo muy importante?— Repitió Kakashi, tratando de mantener su tono relajado.— Bueno, soy todo oídos.

Sakura asintió seriamente, pero había un brillo en sus ojos que no pasaba desapercibido para Kakashi.

— Últimamente he tenido unos antojos… muy específicos.— Comenzó ella, mirando a Kakashi con esa misma sonrisa traviesa.

Kakashi soltó un suspiro interno, preparándose para lo que podría ser una nueva misión de caza de ingredientes a medianoche.

— ¿Qué se te antoja ahora, Sakura? — Preguntó, tratando de sonar tan neutral como fuera posible.— ¿Más helado con sal?

Sakura sacudió la cabeza.

— No, no, nada de eso… Es algo mucho más especial.— Se inclinó hacia él, sus labios rozando suavemente su oreja mientras susurraba.— Se me antoja algo… que solo tú puedes darme.

Kakashi levantó una ceja bajo su máscara. Su cerebro, acostumbrado a las sorpresas de Sakura, comenzó a tratar de descifrar lo que ella estaba insinuando. ¿Una técnica ninja secreta? ¿Una misión encubierta al supermercado? Pero antes de que pudiera adivinar, Sakura deslizó su mano por su muslo, deteniéndose justo sobre su entrepierna.

— Tú.— El tono de Sakura fue claro y directo, pero aún mantenía ese toque juguetón.

Kakashi se quedó paralizado por un momento, sintiendo que el momento era tanto cómico como inesperadamente tentador. ¿Esto también era un antojo? Bueno, al menos era uno que no requería salir corriendo en busca de ingredientes extraños en plena noche.

—¿Un antojo de mí?— Preguntó Kakashi, tratando de mantener la calma, aunque no pudo evitar que una risa suave escapara de su garganta.

— Así es.— Confirmó Sakura, mirándolo con una sonrisa que ahora era abiertamente pícara.— Últimamente he estado pensando que, con todas las cosas que hemos hecho por el bebé… tal vez nos hemos olvidado de nosotros.

Kakashi se relajó un poco, comprendiendo a dónde iba la conversación. No era un tema que le incomodara, todo lo contrario, pero la manera en que Sakura lo estaba abordando, tan despreocupada y directa, le hacía gracia.

—¿Así que ahora soy parte del menú de antojos?— Bromeó Kakashi, colocando una mano sobre la de Sakura, la cual seguía sobre su entrepierna.

— Claro que sí, y además, eres mi plato favorito.— Respondió Sakura, riendo mientras se inclinaba para darle un suave beso en los labios.— Pero también quiero que sepas que estoy muy agradecida por todo lo que has hecho por mí estos últimos meses… Incluso cuando te pedí ese sushi de pepino a las tres de la mañana.

Kakashi sonrió bajo su máscara y le devolvió el beso, esta vez quitándose la máscara para sentir los labios de Sakura con mayor claridad.

— Bueno, cuando lo dices de esa manera, ¿cómo podría negarme?— Murmuró contra sus labios antes de volver a besarla, esta vez con más pasión.

Sakura se rio, pero su risa se apagó rápidamente cuando el beso se profundizó. Se movió para sentarse a horcajadas sobre Kakashi, su barriga apoyándose suavemente contra él, mientras lo abrazaba con una ternura que solo ella podía expresar.

— Sabes, Kakashi…— Dijo ella, interrumpiendo el beso por un momento— Estoy bastante segura de que este bebé va a salir siendo tan testarudo como su papá.

Kakashi soltó una carcajada, inclinándose hacia atrás en el sofá.

— ¿Testarudo yo? ¿Acaso no recuerdas quién fue la que me hizo correr por toda la aldea para conseguir una tarta de tofu un domingo por la noche?

— ¡Esa tarta era esencial para la paz mental de nuestro hijo!— Protestó Sakura, riendo también mientras le daba un suave golpe en el hombro.

— Bueno, entonces supongo que tendré que asegurarme de que estés bien alimentada ahora también.— Dijo Kakashi, su tono de voz volviéndose más serio pero manteniendo el toque de humor, mientras sus manos recorrían suavemente la espalda de Sakura, acercándola más a él.

— Exactamente lo que tenía en mente.— Respondió Sakura, sonriendo antes de dejar que Kakashi la cargara hacia la habitación.

Una vez en la habitación, la atmósfera cómica cedió un poco, pero la calidez y el amor entre ellos permanecieron presentes. La intimidad de la noche fue una mezcla de risas suaves, palabras susurradas y caricias compartidas. Aunque el embarazo había traído sus propios desafíos, en ese momento, todo lo que importaba era el vínculo que los unía, una conexión que había evolucionado con el tiempo y que ahora incluía no solo a ellos, sino también al bebé que pronto llegaría.

Finalmente, mientras se acurrucaban bajo las sábanas, Kakashi no pudo evitar hacer una última broma antes de que ambos se quedaran dormidos.

— Así que, Sakura… ¿hay algún otro antojo en la lista?

Sakura se rió, girándose para mirarlo, sus ojos llenos de ternura.

— Por ahora, creo que estoy bastante satisfecha. Pero no te confíes… tal vez mañana necesite algo más.

Kakashi sonrió, besando suavemente su frente.

— Lo que sea que necesites, estaré aquí. Aunque, preferiría que no fuera otro viaje nocturno al supermercado.

— Prometido.— Dijo Sakura, antes de acomodarse contra él, cerrando los ojos con una sonrisa.— Aunque no prometo nada sobre los pepinillos.

Kakashi soltó una suave carcajada, abrazándola más fuerte mientras ambos se dejaban llevar por el sueño, satisfechos y en paz, sabiendo que, pase lo que pase, siempre tendrían el uno al otro para superar cualquier cosa, incluso los antojos más extraños.

Fin....🌸

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