🌸 Confesión🌸

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El aire en Konoha estaba impregnado de una cálida tranquilidad que contrastaba con el caos en el interior de Sakura. Había sido una semana como cualquier otra, excepto por una diferencia: Kakashi y Anko se estaban viendo con frecuencia, y no de manera casual. Todos en la aldea lo sabían, o al menos lo intuían. Las sonrisas cómplices, las conversaciones que se extendían más de lo necesario, y la manera en que Kakashi parecía más relajado cuando estaba a su lado. Anko era, después de todo, una mujer segura, fuerte y con una energía que a muchos les resultaba atractiva.

Sakura lo veía todo desde la distancia, intentando mantener una expresión neutral, fingiendo estar feliz por ellos. No era su lugar intervenir, no tenía derecho a sentirse de la manera en que se sentía. ¿Cómo podía culpar a Kakashi por estar con otra persona? Él no le debía nada, ni siquiera sabía de sus sentimientos. Pero eso no evitaba que, cada vez que los veía juntos, su pecho se apretara de una manera dolorosa.

Una tarde, mientras estaba en la sala de descanso del hospital, Sakura se encontraba reorganizando unos papeles cuando Ino entró con una sonrisa en el rostro.

—¡Sakura! Necesitamos flores para la inauguración del nuevo ala del hospital. ¿Qué te parece un arreglo de lilas? —preguntó alegremente, siempre animada cuando se trataba de flores.

Sakura levantó la vista de sus papeles y esbozó una sonrisa débil.

—Lo que sea estará bien, confío en tu criterio.

Ino se detuvo en seco, observando a su amiga con ojos entrecerrados. Algo no estaba bien. La conocía desde hacía demasiados años como para no notar cuando Sakura fingía estar bien. Se acercó lentamente, dejando de lado su habitual tono despreocupado.

—Sakura, ¿qué te ocurre? —preguntó con seriedad.

Sakura intentó desviar la mirada, pero los ojos azules de Ino la atravesaban como una daga.

—No es nada —mintió Sakura—, solo estoy cansada, el hospital ha estado lleno de pacientes últimamente.

Ino no se dejó engañar. Cruzó los brazos y la miró con más insistencia.

—Vamos, te conozco demasiado bien. No es solo el trabajo, es algo más. Y creo que sé qué es. Tiene que ver con Kakashi, ¿verdad?

Sakura sintió un nudo en la garganta al escuchar su nombre, pero intentó mantener su compostura.

—No sé de qué hablas, Ino. Estoy feliz por él, realmente lo estoy. Kakashi merece ser feliz, y si Anko es la persona que lo hace feliz, entonces… entonces estoy bien con eso.

Ino alzó una ceja, claramente no convencida.

—No me mientas. Siempre has sido pésima para esconder tus sentimientos. Estás celosa, Sakura. Estás enamorada de Kakashi y te está matando verlo con otra.

Sakura apretó los puños sobre el escritorio, su corazón latiendo acelerado. Había intentado mantener ese secreto, incluso para sí misma, pero Ino lo había arrancado de su interior con una facilidad que la asustaba. Sus labios temblaron y, antes de que pudiera contenerse, dejó escapar un suspiro profundo y doloroso.

—Tienes razón —admitió en un susurro—. Estoy enamorada de él. Pero no puedo hacer nada, Ino. No quiero interferir, no quiero arruinar lo que tiene con Anko. Ellos están bien juntos. Y yo… no puedo arruinar eso.

Ino, sorprendida por la confesión, se acercó a ella y le tomó las manos con ternura.

—Sakura… no puedes seguir así. No puedes seguir fingiendo que todo está bien cuando claramente no lo está.

Sakura se apartó suavemente, sus ojos fijos en el suelo.

—No importa lo que yo sienta, Ino. No haré nada para interponerme. No puedo… Así que decidí que lo mejor es irme de Konoha. Necesito distanciarme, encontrar algo más allá de esta aldea. Tal vez si me alejo, pueda dejar estos sentimientos atrás.

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